6-Una
sombra olvidada.
L
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a luna es visible tras las nubes, salimos de
los pasillos a un claro en el bosque, miro la entrada y está cubierta por
arbustos para camuflarla a la perfección, Leopoldo cierra la puerta, el
chirrido de insectos y aves es el único sonido que predomina entre el viento.
-decidme, como sois bajo ese vestido, no soy
bueno imaginando piernas-dice Leopoldo en tono silencioso, Renna se mira a sí
misma y sonríe tal vez con un poco de malicia.
-la curiosidad mato al gato, no querréis
seguirlo-responde ella y Leopoldo se ríe, viro los ojos a mi hermano y nos
miramos como preguntando si deberíamos decir algo.
Caminamos por un sendero boscoso, alentamos
el paso, examino los alrededores y distingo una silueta que no cabe duda de ser
una chica que se halla en una colina, me
detengo en seco y la examino, es muy bonita, pero no puedo ver su rostro. Doy
un paso y sin querer rompo una rama, a pesar de ser un sonido suave la chica se
pone rígida y antes que de otro paso corre desapareciendo, suspiro con
decepción, quería verla.
-Cassius caminad-pide mi gemelo más adelante,
lo encaro y tanto Leopoldo como Renna nos están dejando atrás, a largas
zancadas alcanzo a Cassio y seguimos tras los otros dos.
-¿qué tanto mirabais?-dice en susurro.
-una chica en la colina, pero se
escapo-explico y él hace un gesto de desaprobación e intriga.
-¿desde cuándo seguís chicas que aparecen de
la nada?
Sacudo la cabeza al rebobinar, es verdad, yo
nunca hago esas cosas, nunca sigo a nadie que aparezca del bosque a estas
horas, pero al ver a esa chica, por alguna razón sentí atracción como para
seguirla, algo casi involuntario.
-no tengo idea-admito-solo lo hice, pero ella
desapareció, no mal pienses.
Cassio hace un mohín y deja de hablar.
Salimos de la espesura del bosque hasta una pequeña laguna donde Leo se detiene
junto al agua.
-no os cagueis, solo hagan como yo-pide, nos
miramos, el elfo de pronto salta al agua y sin perturbarla desaparece tras
ella, como si fuera una pantalla. Miramos atónitos.
-¿se fue?-musita Renna con la boca abierta.
-parece una pantalla mágica o algo así-dice
Cassio acercándose y poniendo un pie en el agua, este se descuida, resbala y
cae desapareciendo también para nuestro horror.
-¡pendejo!-grita Renna y corre, antes de que
hable se lanza al agua y va tras él.
Le doy una ojeada al panorama detrás de mí y
veo lo desagradable de quedarme solo aquí afuera, por lo que tomo valor y salto
tras los demás. Caigo con los ojos cerrados y al abrirlos veo una cantina muy
concurrida, con cristales azules en las mesas de madera, miro el techo y hay un
pequeño cuadrado en el techo por el que se ve el bosque del que salte. Muchos
elfos yacen bebiendo y hablando.
-es un lugar un muy original para una
cantina-señala Cassio a mi lado mirándome pararme derecho, Renna y Leo están
detrás, por lo que volteo.
-esa era la idea-expresa Leopoldo.
-luce como un buen lugar para fugarse-digo.
-lo es, vamos a comer algo-pide.
Entonces la puerta junto a la cantina cede a
una patada de un tipo que corre dentro, ¡es humano! Detrás de él un elfo escuro
arroja una botella, que el humano esquiva apenas, casi alcanza a Renna que
apenas pudo voltear cuando la sangre mancha su rostro, no suya, sino mía, me
interpuse justo a tiempo recibiendo el golpe con un brazo, rompiendo el envase
y clavándome los vidrios en mi miembro sangrante. Todos se ponen en guardia,
muchos se levanta y abalanza a la vez sobre el intruso que queda sepultado
entre varios sujetos, es levantado sin compasión mientras los demás miramos
atónitos.
Hago una mueca mirando con dolor mi brazo con
cristales incrustados.
-¡Cassius!-chilla Renna en tono de susto.
Crujo los dientes por el sufrimiento, Cassio y Leopoldo se apresuran a mirar mi
herida, con la otra mano, empiezo a sacar los pedazos de vidrio.
-¡llevaos a esa escoria y no lo dejéis volver
a salir!-exige un tipo junto a la puerta, miro detrás de él y hay una chica de
piel pálida como la mía, Cassio la mira también y luego a mí, una elfa oscura
de nuestro tipo. Los opresores arrastran al hombre hasta detrás de la puerta
donde desaparecen.
-tomad, poneos esto, es para el dolor y que
sane rápido-dice Renna sacando un una cajetilla pequeña de su bolsillo. La tomo
y rechino los dientes.
-quería invitaros algo pero creo que no
podremos…-masculla Leo.
-vayan, me iré a lavar, volveré-interrumpo.
Mis hermanos parecen preocupados.
-¿seguro?-dice mi gemelo. Asiento y Renna con
cara de desagrado asiente también.
Miro hacia atrás al lugar por el que entre y
hay una escalera para salir.
-no os tardéis-pide Leo-no se ven muchos
guardias afuera, pero no es tampoco muy bueno tentar al destino si no tienes
cuidado.
Lo apremio con un asentimiento y subo las
escaleras apresurado y de un salto salgo de la laguna. Jadeo y corro por el
bosque hacia el lago que puedo oler más adelante. Esta algo lejos y la herida
me duelen mucho, detengo el paso para tomar aire y comprobar las cortaduras.
El cielo se está iluminando, la luna sale y
las nubes se hacen a un lado. No tengo miedo al bosque, pero si a que un
guardia me encuentre, odiaría acabar con nuestra buena imagen. Sigo caminando
pero lentamente para evitar ponerme frenético, solo que sin aviso escucho más
pasos que los míos, lentos y silenciosos, pero los oigo.
No, ¡puede ser un guardia! Sin pensarlo mucho
corro tanto como puedo, los pasos no se detienen y no hay duda que vienen tras
de mí, acelero todo lo posible pero al ver que no puedo escapar me doy la
vuelta y desenfundo mi arma apuntando al cuello de mi perseguidor, pongo los
ojos como platos al darme cuenta de que es una chica elfa… la misma que vi en
la cantina, me llega hasta los hombros, ojos purpura oscuro, labios rosados,
facciones más largas que Renna pero muy lindas, cejas arqueadas y delicadas,
pestañas jodidamente largas y cabello negro ondulante hasta la cintura.
Usa un vestido negro corto hasta poco antes
de las rodillas. Por alguna razón a las elfas les encantan esos vestidos, no
usa zapatos, tiene un par de sarcillos en una de sus finas y alargadas orejas.
Aprieto la mandíbula y bajo el arma, ella solo me mira a los ojos con una
expresión carente de sentimiento alguno.
-¿os sentís bien?-dice con voz preciosa.
-no, me duele… ¿quién sois vos y porque me
seguís?-digo tratando de no sonar agresivo, ella frunce el ceño, una punzada de
dolor me aqueja y hace que chille. La tipa ablanda la expresión entonces.
-vamos al lago, tenéis que lavaos-me recuerda
tomando mi brazo y revisando las heridas, eso me deja pasmado.
Una extraña me está poniendo las manos
encima… ¿Quién es? ¿Porque parece tan preocupada por mi? siento la herida
palpitar y el olor a sangre me desagrada. La chica hace un gesto de que
continuemos, guardo mi espada y trotamos hasta el lago donde siento un alivio
enorme al meter mi brazo cortado en el agua.
Limpio la herida tan rápido e indoloramente
como puedo, la elfa se coloca frente a mí mientras lavo lo que puedo y tiño el
agua de rojo.
-dejadme ayudaros-pide acercando sus manos
pero por instinto me alejo y ella parece sorprendida, enojada y afligida a la
vez-no quiero problemas-continua y toma mi brazo empezando a limpiarlo con sus
delicadas manos.
Lucho por no chillar, con la mano libre
sostengo lo que Renna me dio y lo abro, es una crema de color blanco, ella sabe
hacer de estas cosas con plantas de todas partes, la chica suelta mi brazo y
procedo a esparcir la mescla cremosa por las heridas esperando que alivie el
dolor, esparzo todo el contenido y me deshago de la cajita, la elfa se encarga
de terminar de distribuir la mescla hasta que ya el dolor se tranquiliza.
Suspiro al sentir bienestar.
-¿mejor?-pregunta.
-sí, gracias.
Me levanto y tomo distancia de ella, que se
queda mirándome.
-¿no sabéis quién soy?-dice. Niego con la
cabeza-¿sois Cassius Crioss verdad?
-sí, ¿porque me ayudáis?-ella frunce el ceño
como si la hubiera ofendido.
-¿por qué? ¿Es todo lo que me diréis?-dice
con mala cara.
-¿que mas podría decir?
¿Pero esta elfa acaso está loca? Me está
desconcertando con cada cosa que sale de su maldita boca.
-no puedo creer que seáis tan insensible como
para olvidarme-agrega con los dientes apretados.
-¿yo insensible?-digo con exasperación-si es
que os conozco, pues, no os recuerdo, si tanto queréis que lo haga, haced algo
para darme alguna memoria.
Ella piensa un segundo y trata de relajar su
enojo.
-puede que no sea que me olvidarais, seguro,
es que no me reconocéis-expresa con tono rustico, demasiado para su aspecto,
viene hacia mí y antes que tenga el reflejo de apartarme usa sus brazos para
obligarme a inclinar la cabeza y mirarla a los ojos- miradme bien, por favor
Cassius, tenéis que recordarme-ruega esta vez sonando como si yo hubiera herido
sus sentimientos.
No permite que me mueva, pero dejo de hacer
esfuerzo por ello rápidamente, sus ojos purpura son muy cautivadores.
-entonces éramos niños-masculla en tono casi
inaudible.
Jadeo y entonces, tengo por fin una idea,
¿cómo no me di cuenta antes?
-¿Reina?-musito y ella finalmente me suelta
con una sonrisa regocijada.
-seguís siendo un idiota, no importa cuántos
años hayan pasado.
No puedo apartar la mirada de su rostro
blanquecino y pálido casi como el papel, jugaba con ella cuando era niño, en mi
aldea, pero luego de que fuera incinerada bajo las llamas, nunca la volví a
ver, pensé que estaba muerta.
-¡Cassius!-escucho gritar a mi hermano con
tono angustiado. No puedo evitar voltear hacia el origen del grito.
Cuando me vuelvo a Reina tratando de hablarle
casi digo algo, pero ella ya se ha puesto en marcha de manera que en un segundo
se ha confundido con la vegetación. Es tan irreal, que podría haber sido una
alucinación, tomo aire y camino hacia Cassio que aun me espera.
-¿estáis mejor?
-si a mejor os réferis a no sentir mi brazo,
pues si, cuando menos ya no duele-digo mirando mis heridas, Cassio pone ojos en
blanco relajándose.
-entonces regresemos, la cantina es mucho más
acogedora.
-si le llamas acogedor al espantoso hedor a
alcohol, entonces sí.
-gozad ante el hecho de que, al contrario,
huele como un prado de flores en primavera y todos sus visitantes entran y
salen sobrios-corrige con complacencia, lo miro con incredulidad.
-¿tendrá algo que ver con que los Celestes no
se han cagado en ese sitio todavía?
-dicen que si, así que guardad el sarcasmo,
aunque tampoco tanto, ni ellos son la encarnación de todo lo malo-asiento y
regresamos a la laguna falsa.
De un salto dejamos atrás el bosque y su
deleitable brisa, entonces descubro él porque nadie sale hecho mierda de esta
cantina, el cantinero sirve las bebidas con un nivel mínimo de alcohol y mayor
nivel de jugo de fruta con el que lo mescla o vino muy diluido.
-vengan aquí-pide Leo sentado en una mesa
redonda con Renna en torno al cristal brillante. Sonrío y caminamos hacia su
mesa en la que nos sentamos con calma.
-¿dejasteis de sangrar?-pregunta Leopoldo,
pongo el brazo en la mesa para que lo miren.
-no, aun lo hace, pero para adentro-dice
Cassio con sarcasmo.
-y los caballos son verdes, se alimentan de
conejos, tienen hermosas plumas rojas y dientes de oro-dice el entornando los
ojos.
-sería maravilloso, si queréis competir por
la mentira más grande yo os superare con una muy simple-digo y todos me
miran-Marcelo es el hombre más esbelto, amable, sobrio y generoso de este mundo,
tanto que dono sus dientes de oro a una obra de caridad.
Renna alza una ceja y Cassio me hojea con
diversión, si hay una mentira más grande que la que dije debe ser como para
ganarse un boleto al purgatorio por mentir demasiado.
-el que os crea eso conociendo al tipo, es un
verdadero retrasado mental-opina mi hermana.
Leopoldo hace un mohín.
-en fin, ¿qué ocurrió con el tipo que
entro?-cambio el tema.
-¿el humano?
-no, vuestra puta madre-dice Renna.
-está bien con el sarcasmo-dice Cassio
suspirando-en serio, ¿qué le hicieron? No es que nos importe el funesto destino
que sufrirá, solo simple curiosidad.
-debe estar enfrentando una dolorosa
ejecución, nadie que haya descubierto nuestro secreto debe salir con vida.
Sigo encarándolo con indiferencia.
-sobre Sol negro, esperad un par de días,
para ser aceptados como miembros y se les de algún estatus de acuerdo a las
habilidades que demuestren, tratad de disfrutar vuestra estancia y haced los
entrenamientos. Hay que demostrar que sois dignos de Sol negro. Además, todavía
no llega la hora en la que podamos desatar nuestra furia sobre esta escoria
humana, así que controlaos dentro de la academia-agrega-no se os ocurra matar a
nadie.
-no vemos la hora de desahogarnos sobre
ellos-dice Renna-sin embargo podemos esperar.
-paciencia todo lo bueno se hace esperar,
pronto todos tendremos nuestro momento…-dice con aparente deseo en su mirar-la
justicia nos ha fallado mucho tiempo, pero ahora, su furia no dejara impune a
nadie ni a nada, todos eventualmente sufrirán lo que se merecen.
Miro mi cravată recostado en mi cama, su
color se ha vuelto rojo pasión, brillante y esplendoroso, Cassio contempla las
afueras por la ventana que la luna a recuperado su brillo azulado.
-¿qué os pasa? Por el color de esa flor, parecéis
estar muy meloso-comenta el al mirar el delator color de esta-¿de casualidad
esa chica os ha puesto intenso?
-os explicare mañana, pero estáis muy cerca
de la verdad-digo sonriendo y regresando la rosa al jarrón.
Cassio parece muy intrigado, me envuelvo en
la sabana y duermo relajadamente sin poder alejar mi mente de mi cravată.
El
color… me recuerda por qué sigue tan viva a pesar del tiempo, su vida está
ligada a mis emociones y sentimientos, mi amor es lo único que la separa de la
muerte, mi amor… por Reina.
Luego del alba nos vestimos a toda velocidad,
con trajes de cuero y tela suave, son como los uniformes para entrenar. Está
compuesto de camisa, pantalón, cinturón, braceras de cuero y sandalias del
mismo material que las braceras. Engancho mi espada en el cinturón y salimos al
campo donde hay una multitud congregada, algunos marchan, otros hacen ejercicio
trotando mientras cargan peso y una parte más reducida practica con sus armas
en los cuarteles del campo, turnándose
haciendo fila.
El sol a pesar de ser temprano, como las 7:00
AM es despiadado.
-¿y Renna?-digo.
-mira, la que se burla a carcajadas-dice
señalando a un pequeño grupo de chicas riéndose salvajemente alrededor de un
tipo que no puede levantarse luego de una larga jornada de trote, lucha por
levantarse pero las pesas en sus extremidades lo pegan al suelo. En efecto
Renna se ríe burlona con esas chicas, gozando la vergüenza del tipo.
Sonrío divertido.
-vosotros, formaos para la práctica de
lucha-pide el instructor con voz rustica junto a las filas.
-si señor-dice mi hermano y vamos hacia el
cuartel.
Los que aguardan su turno contemplan las
luchas con detenimiento y aparente interés, una vez formados veo el porqué,
Reina pelea con una mujer, sin armas, solo con sus manos, Reina cubierta de
sudor y con aspecto de matona ahoga a la otra concursante enroscando sus brazos
en el cuello de la chica, por fin de un último esfuerzo la sacude y hace caer
dejándola indefensa bajo su cuerpo. Los que miran aplauden un instante.
-excelente trabajo señorita Bertham-felicita
el instructor cuando ellas se levantan jadeantes.
-gracias-dice ella recuperando el aliento.
-vayan a tomar algo y a trotar-ordena, ellas
asienten y corren hacia la cantina más cercana al campo.
-Cassius…-me llama Cassio y sacudo la cabeza
antes de hojearlo con intriga.
-¿qué? ¿Porque me miráis así?-digo, el luce
como si yo estuviera haciendo algo raro, tal vez hasta malo.
-estabais mirando a la tipa desde que
llegamos, además de que lo hacéis como si ella… bueno fuera la cosa más
interesante del mundo.
Creo que me acabo de sonrojar, aprieto los
labios y hago un gesto para que se acerque, obedece y susurro:
-es Reina-explico y el queda con la boca
abierta y los ojos enormes.
-es broma… ella, fuego… estar muerta… no puede-tartamudea
atónito.
-eso es lo que pensaba, pero no puedo
equivocarme, ¿recordáis a la chica de ayer? Esa que voltee a ver en el bosque;
ella era quien me estaba siguiendo-susurro, Cassio no se convence de momento
pero al ver a la chica empezar a trotar en la pista es otra historia-no puedo
equivocarme, es Reina.
-la verdad, aun tiene algo que la hace
parecer como entonces-dice al mirarla unirse a un grupo- los años no le han
sentado nada mal.
-por supuesto que no, está en su mejor época.
-¿os asechó? Parece que lo que si cambio, fue
que se convirtió en acosadora-dice riendo entre dientes, lo codeo.
-no lo digáis en voz alta, suena como si
fuera una puta, no es una reputación propia de una dama-lo regaño con el ceño
fruncido.
-la de Renna tampoco.
-de puta y asechadora, a cobradora asesina,
hay una buena diferencia.
-es decir, es preferible ser llamada asesina
a puta.
Asiento. Tras un rato llega nuestro turno y
como normalmente pasa, barremos a la competencia, el día es como una rutina
rotatoria, un rato ejercitamos, al otro practicamos formaciones, construcción
de campaña y marchas, al siguiente trotamos, descansamos y luchamos de nuevo
antes de finalizar. No puedo decir palabra a Reina ya que es muy inflexible el
tiempo durante la instrucción, menos el almuerzo, pero ella no está en la sala.
-dejadme recapitular-dice Renna en su mesa
delante de nosotros- Reina no está muerta, ¿cierto?
Asentimos.
-ayer os asecho y os dijo quien era además de
casi insultaros por no reconocerla-continua, volvemos a asentir-y ahora está en
esta academia entrenando con nosotros, por razones desconocidas.
-eso mismo-la apremio.
-justo cuando creía que ya las cosas eran
bastante raras-dice con resignación.
Mira su carne asada sin parecer siquiera
notarnos.
-intentare hablarle para saber porque está
aquí-expreso.
-es posible que sepa quién llevo a esos
desgraciados a la aldea, nunca está de más ir tras ellos-agrega mi gemelo.
-os veré mañana, la reunión está pautada para
las 12:00 AM, no falten-dice Leopoldo sonriendo y entregando a Renna un sobre
negro, se marcha.
Esta anocheciendo, miro el sobre en la sala
común donde una alfombra roja se extiende por todo el lugar con muebles carmesí
en toda la habitación y algunos más pequeños en torno a una chimenea chispeante
de llamas.
-luego de nuestra actuación es de esperar que
les hallamos gustado-expresa Cassio, ambos estamos sentados frente al fuego a
cada lado de Renna quien mira la carta de forma vehemente.
-el juramento de lealtad y el estatus, no
está mal-comenta ella.
Examino la carta, corta pero muy alentadora.
Saludos jóvenes
Crioss, es un honor hacerles saber que vuestras habilidades nos han cautivado y
estaremos felices de teneros entre nosotros, vuestras contribuciones nos
enriquecerán a todos, incluyéndolos, para que juntos pronto libremos a Elion de
esta desgracia, os invitamos a una humilde reunión en el bar forestal de la
academia lago de hierro, donde hablaremos de su lealtad hacia Sol negro y que
estatus tendréis, seréis soldados o agentes, dependerá de vuestros antecedentes
y habilidades.
Se realizara mañana
a las 12 AM. Os esperaremos con ansias.
Atentamente. Sol
negro.
-me gusta su calurosa bienvenida-digo.
Luego de leer la carta, mi hermana la quema
con mucha cautela de que nadie la vea, regresamos a nuestras habitaciones, pero
luego salimos pronto, Cassio va con Leo a recorrer la academia mientras yo voy
a comprobar a los lagartos.
Me parece que es algo humillante que tengamos
que ser tan furtivos, en un lugar que una vez nos perteneció. Los agentes antes
de la conquista Celeste, eran adiestrados en escuelas secretas de Sol negro,
pero ya que los Celestes se ocuparon de arruinar eso, actualmente se tienen que
conformar con los egresados de la academia como nosotros.
Su caballeriza es muy tranquila y agradable,
sin hacer ruido alguno llego hasta Blendo que me mira con intensidad en su
cubículo, Asra y Bledy están a su derecha comiendo. Tomo algo de carne seca y
se lo ofrezco a Blendo, el come sin dudar.
Este lugar es extrañamente tranquilo considerando lo escandaloso que es
en el día, mi cuerpo aun duele, ese desgraciado de Alfred nos forzó a correr
repetidamente, mis músculos por tanto están rígidos como una piedra y al
moverlos palpitan de dolor.
-sí que están grandes-escucho detrás de mí,
doy vuelta y Reina aparece en el umbral con un bosquejo de sonrisa en los
labios.
No respondo cuando ella camina calmadamente
hacia nosotros, Blendo la mira con familiaridad al momento en que queda a
escasos centímetros de mi.
7-Contacto
con el pasado.
C
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ompartimos el siguiente minuto en silencio,
sus ojos violeta, como piedras preciosas están clavadas en mí, como una flecha,
rígida y casi imposible de extraer.
-claro que lo están, el tiempo no
perdona-digo sin ninguna emoción en especial.
-aunque a vos no os ha sentado nada mal-opina,
entorno los ojos.
-¿qué fue lo que os paso luego de ese
día?-quiero saber. Ella se vuelve sombría y acaricia su cabello negro.
-os agradara no saberlo.
-la verdad sí.
-la verdad es dura y desagradable, por ello,
no la menciono a nadie.
Con curiosidad la taladro mirándola
fijamente.
-¿pero puedo haceros otra pregunta?-dibuja
una suave sonrisa y se coloca un mechón de cabello tras su oreja.
-claro, es un placer poder hablaros.
-¿porque estáis aquí?
-por la razón que todos están, pero no dicen,
la venganza-contesta haciendo énfasis en lo ultimo-como miembro de Sol negro,
para eso estoy.
-sois miembro… ¿ya?
-desde hace un tiempo, vine con la esperanza
de poder conseguir lo que busco….-responde y transforma radicalmente su tono,
volviéndolo alegre y amigable-pero cambiando a un tema más agradable, ¿cómo habéis
estado este tiempo?
Esta chica es experta en ocultar el mal humor
de mí…
-de un lugar a otro, con mis hermanos, las
cosas nos han salido bastante bien.
-igual que vos-agrega y alzo una ceja, Reina
se ríe como si hubiera esperado que reaccionara así-no necesitan decir que
tienen mucha suerte con el sexo opuesto.
-en efecto, pero por una razón desconocida,
no tenemos mucha más suerte que atraerlos, de resto no sirve para nada.
-es porque no sabéis usar esa arma, sin
mencionar que, adivinare: en el arte de la seducción y esas cosas no seréis muy
buenos cuando nunca se quedan en ningún lugar.
Le dedico una sonrisa media al apoyarme en el
cubículo de Blendo.
-soy bueno en una gran variedad de cosas,
¿queréis probar?-digo en tono arrebatador. Me aproximo y tomo una de sus rulos
negro entre mis dedos, retorciéndolo, Reina sonríe, de un suave tirón libera su
cabello de mi agarre para dar unos pasos ligeros alejándose.
Carcajeo entre dientes y voy tras ella, con
una mirada divertida en mis ojos, tal vez un poco maliciosa, Reina me devuelve
el mismo gesto.
-¿en que estáis pensando
pervertido?-pregunta.
-no en haceros algo malo… bueno quizás un
poco-admito entrelazando mis dedos en su cabello, esta vez ella no se aleja.
-si hacerme algo malo es lo que creo, pues hacedlo, no me parece algo que quiera
rechazar.
-¿y ahora quien es pervertido?-llevo mis
manos de sus hebras hasta su rostro.
-solo digo la santa y pura verdad-Reina
sujeta uno de mis brazos y lo aparta sin soltarlo-no pensabais en tocarme así
antes… aunque, podría acostumbrarme.
-no lo hacía porque era un estúpido.
-o porque erais remotamente inocente-doblo la
comisura de mis labios-ya que, por lo visto, seguimos siendo amigos, ¿queréis
divertiros conmigo?
Alzo una ceja.
-¿de qué clase de diversión estamos hablando?
-de la que una dama jamás hablaría en
público-me pongo aun más pálido de lo habitual, Reina suelta una
carcajada-tranquilo, no penséis tan mal….
-¿por qué debería acompañaros?
-porque soy Reina Bertham, soy hermosa,
encantadora y una corredora de aventuras locas de la que no os podéis
perder-explica con aire de ser muy persuasiva. Lamo mis labios y rio con ademan
siniestro- sin mencionar que, sabéis que en el fondo quieres venir.
-sobre eso estamos en lo correcto.
-vuestros hermanos no se molestaran porque os
robe esta noche…
-estáis loca…-musito atónito.
-no seáis tan niña, sois casi un ninja para
el sigilo-dice ella mirándome de reojo, yacemos ocultos entre los arbustos,
mirando a los guardias en la entrada, perfectamente firmes en vigilia.
-un ninja muerto si nos descubren-susurro
tenso.
-¿los guardias o Renna?
-cualquiera es malo, pero temo mas a Renna
enojada que a esas ratas enlatadas.
-en cualquier momento…-susurra ella.
Desde afuera repentinamente algo sale volando
y cae frente a los guardias que se quedan mirándolo, es una caja o algo así, de
color negro, la sonrisa malvada de Reina es aterradora. Uno de los guardias se
acerca a mirar, idiota, yo no lo haría si fuera él.
Estando a un paso del objeto este explota en
una cortina de humo y quedo horrorizado terriblemente cuando veo el truco. Como
la peste un enjambre de avispas negras sale del panal y caen sobre el guardia que exaltado corre a la academia y
grita sacudiendo los brazos tirando el arma como su compañero, que recorre la
carretera a gran velocidad tratando de escapar de la nube asesina, veo como
maldicen, gritan ruegan por ayuda hasta desaparecer a lo lejos seguidos de
cerca por las avispas.
-¿tuvisteis que ver?-pregunto con la boca
abierta.
-¿es malo si digo que si?
-fue algo… brutal-comento.
-ellos también lo son, además, admitidlo, fue
gracioso-pide sonriendo.
No contengo la sonrisa.
-puede ser, la cara del guardia no tiene
precio.
-vamos-dice ella saliendo de nuestro
escondite hacia el otro lado de la carretera.
-¿dónde vamos?-pregunto justo detrás.
Cruzamos la carretera y andamos por los
senderos hasta que la chica se detiene en seco, mira a los lados y luego a mí.
-a la mejor broma de la historia-responde, da
una patada a los arbustos y hay una trampilla debajo-no os lo perderéis.
Tengo la ligera impresión que alguien saldrá
herido, o tal vez que me divertiré mucho. Reina abre la puertilla y camina por
las escaleras hasta la oscuridad, ya estoy acostumbrado a estas cosas, la sigo
cerrado la entrada, este camino a diferencia de otros, es absolutamente oscuro,
ni una sola luz ilumina la penumbra, ya que el pasillo es muy estrecho, no hay
forma de perderse.
-¡hay!-dice ella cuando chocamos.
-disculpa, ¿dónde nos llevara esto?-sueno
agitado, claustrofobia… me siento atrapado.
-al otro lado de la muralla, no organice un
ataque de avispas por el puro placer de verlos gritar-dice divertida-aunque, no
sería mala idea. Pero es mucha planeación solo para eso.
-lanzadlo cuando hayan mas guardias, así
valdría la pena.
Puedo sentir cuando Reina asiente, damos
pasos lentos para no resbalar de los escalones. Tras unos segundos de silencio
ella empuja otra trampilla, una vez fuera, volvemos al bosque.
-¿le teméis a la oscuridad?-pregunta de
manera intrigada.
-no, pero si a los espacios pequeños, soy un
elfo oscuro después de todo.
-pero nunca habéis vivido en una ciudad
subterránea.
Miro su vestido.
-eso no importa, el bosque es muy oscuro a
veces, ¿donde ocurrirá esa supuesta broma histórica?-inquiero sonriéndole.
Ella me alza una de sus lindas cejas, es como
si le sorprendiera mi repentino interés.
-¿sabéis algo del barón humano que vendrá a
hablar con el director sobre la contratación de mercenarios?-floro el pánico
que enseguida acedia mi cuerpo.
-¿qué le vais a hacer al barón? Eso es muy
peligroso, si nos descubre…
-no lo harán-afirma firmemente- y el barón no
llegara…
Asiento, su tono de voz es implacable, no sé
si deba confiar en este jueguito, pero me parece que ella es muy capaz de
realizar actos ridículamente peligrosos y salir impune.
Da media vuelta y camina hacia otra parte.
Mi cuerpo vacila ante mi orden de avanzar
tras ella, pero logro que obedezca.
Terminamos junto a una carretera, sigo el
leguaje corporal de Reina y nos escondemos en los arbustos. Los cascos de
caballos resuenan en la distancia y cada vez se torna más fuerte el sonido,
Reina me sujeta un brazo con su mano tibia como estando segura que no escapare.
Un carruaje con caballos blancos se asoma
desde lejos, entonces el cochero no parece sospechar nada, cuando está a punto
de pasar delante de nosotros un muro de fuego se levanta de la nada haciendo
que los caballos se levanten en patas trasera y griten como su conductor. Una
leve corriente del clásico instinto sobre correr lejos del fuego, empieza a
molestarme.
Y sombras vestidas como macabros bandidos
llevando mascaras diabólicas aparecen portando espadas, las sacuden, gritan
insultos, cosas sobre como los van a destripar y se ríen como el mismísimo Destsem
dios del miedo y el caos. Reina se les une pero en tono más calmado. El
conductor aterrorizado salta sobre uno de los caballos y emplea el cuchillo de
su cinturón para separarlos del carruaje y dejarlos correr veloces más allá del
fuego a toda velocidad.
Por otra parte el barón sale del carruaje
despavorido y corre camino a la academia gritando.
-¡son demonios!-exclama, los agitadores no lo
siguen pero se ríen burlones de tal manera que debería ser ilegal.
-os dije que era la broma del siglo-me
recuerda Reina curveando sus labios en sonrisa.
-¡que ingenuos! ¡Eso fue demasiado
fácil!-dice uno de los tipos.
-¡se superaron!-los felicita mi amiga
saliendo de nuestro escondite, vacilando voy también.
Las mascaras de ellos son negras y
representan horribles creaturas, deformes y terroríficas, no me extraña que el
barón y compañía huyeran así de rápido.
-hacer una broma así y disfrutarlo tanto
tiene que ser un pecado-dice otro quitando su antifaz.
Uno a uno se los quitan, son elfos de la luz
y unos pocos elfos oscuros de piel azul, el que hablo aun se ríe neciamente, es
de contextura gruesa, pelo negro como el carbón muy largo recogido en una
trenza hasta su cintura y dejando todos los mechones de sobre su rostro caer en
el mismo, ojos verdes, cejas gruesas, labios anchos y delgados color pálido.
Como todos viste de negro.
-Reina, esta ha sido vuestra mejor idea-dice
mirándonos.
-gracias, estaba aburriéndome, pensé algo trascendente.
El elfo me mira enseguida desconcertado.
-¿y ese tipo?
-tenedle mas respeto. El viene conmigo, lo
invite a que viera, Cassius, Robín Billip-nos presenta haciendo un gesto hacia
él.
-un placer…-apenas digo. Robín alza una
ceja-su actuación me asombra.
-igual, ¿sois uno de los nuevos para
enlistar?-asiento, mira al resto de los tipos y todos están en donde mismo
mirándonos-¿qué esperáis? ¿Qué os broten raíces? Saquead el carruaje.
De inmediato corren hacia él y empiezan a
sacar todo lo valioso.
-¿no os dije que sería genial?-pregunta Reina
entre dientes.
-admito que lo fue.
-Reina mejor regresadlo a su habitación,
mañana tendrá un largo día-propone Robín en tono seguro señalándome con un
gesto.
-¿quién es Robín, dentro de todo
esto?-pregunto una vez junto a la puerta de mi habitación.
-es un paladín, ya que aun no hemos empezado
con la guerra, él está viendo quienes estarán involucrados aquí-dice ella
encogiéndose de hombros.
-muy conveniente-concuerdo, Reina me examina
un minuto y pasa una mano por mi fleco apenas rozando la piel de mi rostro, eso
me hace estremecer, como un cosquilleo, sonríe, maldición…. Contrólate me digo tensamente. No me gusta mostrar
señal de debilidad.
-que sensible-opina-se nota que os gusta
cuidaros, vuestro cabello es bastante brillante.
-gracias, no me gusta verme despeinado para
nadie-digo, mi voz repico temblorosa.
Reina se pone una mano sobre los labios y la
sostiene del codo con la otra, como una chica en medio de un coqueteo que tiene
mucho interés en algo. Mi corazón palpita como un tambor, es ridículo, no ha
hecho nada y ya estoy casi de rodillas por ella.
-luego de la juramentación, ¿os gustaría dar
una vuelta conmigo?-continuo con calma, asiente complacida y con su sonrisa de
que piensa en una cosa que creo, no me gustara saber, si quiero conservar la
dignidad y no sonrojarme.
-no es mala idea, claro. Seguro pasa algo
interesante-afirma sonando seductora y camina por el pasillo. La miro hasta que
desaparece por el corredor.
Suspiro, estoy avergonzado, parezco una
gelatina cuando se me acerca mucho, bueno, solo cuando me mira fijamente de
manera penetrante. La intriga de que estará pensando me aqueja, sus ojos son
como aguijones contra mi temple y cuando dice algo en tono de que sabe que me
tiene solo hace que sienta como si le besara los pies.
Cuando era niño pasaba, pero no tanto, ahora
es más fuerte la sensación de atracción.
Toco la puerta y no hay respuesta, creo que
algo malo va a pasar, al no oír respuesta abro la puerta y la sangre abandona
mi rostro.
Renna y Cassio.
Mi hermana no tiene muy buena cara, parece
molesta mirándome desde la ventana con los brazos cruzados, Cassio está sobre
su cama contemplándome de reojo.
-¿dónde estabais?-pregunta ella con gran
frialdad.
No tengo el temple para responderle cuando me
mira así.
-¿tenéis una idea de que podría pasar si os
descubrieran?-interviene Cassio también enojado.
Aprieto las comisuras de mis labios, lo sé,
si me descubren seria casi un hecho que me encerrarían y enviarían a alguna
correccional por mal comportamiento y ser sospechoso de traidor. O tal vez me
dieran una fea muerte humillante.
-si os ven, todos estaremos pendiendo de un
hilo-dice Renna lentamente y con tono de desagrado.
-yo… estaba con Reina-confieso.
Ellos de pronto lucen estupefactos, como si
hubiera dicho algo como que Marcelo se ofreció a pagarme una noche en un hotel
spa.
-¿estabais babeándote por ella otra vez?-dice
mi gemelo aun conmocionado.
-puede que un poco, ¿pero eso que tiene de
malo?-pregunto algo irritado.
-ella no, pero nadie se imaginaba que os
perderíais con Reina… decidme que no estabais haciendo lo que creo-expresa
Renna con horror-no necesitamos sobrinos aun.
Ahora estoy muy, muy rojo.
-¡eso no! ¡No me preguntéis eso!-exclamo
escandalizado.
-bien, bien, pero la próxima vez avisad
cuando desaparezcáis, si de casualidad os preocupa nuestra salud mental,
inquietarse tanto es malo para ella-masculla Cassio con la nariz arrugada.
-y aseguraos de no acercaros a la zona donde
pasan los guardias-incluye Renna, deja la ventana y suspira con exasperación-en
fin, dormíos, mañana tenemos trabajo que hacer, ¡y esta vez no os fuguéis! Esas
aventuras podrían matarnos
Asiento y la elfa sale sin decir otra
palabra, Cassio continua mirándome fijamente mientras yo cierro la puerta.
-¿os gusta mucho?-pregunta cuando yo me
recuesto en la cama.
-la verdad sí, siempre lo ha hecho-admito
cubriéndome con la sabana.
-sabéis que siempre estoy para oíros, ya sabéis…-dice
recostándose.
-no estoy seguro de porque, pero luego de
tanto tiempo aun me gusta.
-yo no le he hablado desde que llegamos. No
puedo opinar.
Bostezo y me cubro la cara con la sabana.
-decidme la verdad ¿le hicisteis algo?-continua
en tono juguetón- yo no soy Renna, no os golpeare.
-cerrad el jodido pico.
-vos primero.
-callaos, si lo hubiera hecho, amaríais ser
yo.
-la verdad sí.
Despierto en un brinco cubierto de sudor, mi
pesadilla cubierta por fuego, ceniza y sangre esta persiguiéndome, Reina debió
gatillar mis recuerdos… y temores, puede que empiece a tener secuelas otra vez.
Seguí soñando cosas así durante unos pocos
años luego del incendio de mi aldea, me revuelvo en la sabana y miro por la
ventana, el cielo aun es oscuro, su tono azulado un poco negruzco indica que
aun debe ser de madrugada, pero no estoy muy de humor para dormir.
Salgo del cuarto y me dirijo hacia el patio,
donde hay lavabos, no tengo ganas de caminar hasta el baño masculino, restriego
mis ojos y con una sacudida de cabeza encaro la plataforma de piedra con agua.
Es una especie de recipiente metálico
atornillado a la piedra con un tapón para evacuar el agua. A su lado hay un
enorme cubo de color plata lleno de líquido y con una taza que hace juego. Me
sirvo un poco y contemplo el reflejo en el agua calmada.
Eso me relaja además del sonido de las aves
cantar en la mañana. A continuación me lavo la cara y mojo mi cabello.
-no esperaba veros por aquí-dice la voz de
Renna apareciendo a mi lado, no la miro y sigo lavándome.
-necesitaba espabilarme, ¿y vos qué hacéis
aquí a estas horas?-digo.
-siempre me lavo la cara a esta hora-señala
tomando agua y lavando su rostro, la mujer se restriega y sacude al terminar,
hago lo mismo y destapo el lavabo para desechar el agua-sobre lo de anoche… ¿sabéis
que me asustasteis de verdad?
Asiento mientras peino mi cabello hacia atrás
con las manos.
-claro que si-digo.
-sois muy importante para mí, la idea de que
pudieran atraparos me asusto de verdad, hacedme la caridad y evitad lanzaros
directo a la guillotina ¿sí?-pide de forma sutil, esta vez sí que sonó amable.
-lo intentare, molestaros nunca ha sido mi
intención-miro el suelo bajo nuestros pies y desgraciadamente aun no puedo
olvidar la pesadilla que me echo a perder el sueño.
Renna hace un gesto de preocupación esta vez.
-Cassius, ¿os pasa algo? Pareces
cansado-quiere saber ella, tomo mi tabique con los dedos y cierro los ojos, es
un mareo. Acompañado de migraña.
-solo necesito un momento, no dormí
bien-aseguro y aunque no la convenzo me doy vuelta e intento volver a mi
habitación.
Es como si no hubiera visto algo, como si algo
dentro de mi mente estuviera bloqueado y ahora trata de volver… cuando llego al
cuarto me recuesto y miro hacia el techo.
No
pasa nada… no es nada me insisto.
¿Qué detalle podría haber escapado de mi?
algo que no recuerde, ¿pero sobre qué?
Cierro los ojos tratando de descansar esta
vez como es debido.
-¿estáis bien?-escucho a Cassio. Tengo los
ojos cerrados.
Abro uno y lo vislumbro sentado en la orilla
de la cama, mientras sus ojos están fijos en mí con preocupación.
-Renna me dijo que parecíais cansado-continua
y pone una mano en mi frente.
-una pesadilla-afirmo, aunque no recuerdo con
claridad el sueño, solo que había mucho fuego y una silueta frente a mí,
irreconocible.
-son las ocho-dice y abro los ojos de par en
par, intento levantarme pero mi gemelo me empuja por el pecho para
impedirlo-calmaros, dijimos que os sentíais enfermo, os darán el día.
Suspiro.
-solo por curiosidad Cassio, ¿sabéis si
alguien puede bloquear memoria? ¿Que sabéis que están ahí y no lográis llegar a
ella?-pregunto con un tono tan débil que el por casualidad logra entenderlo.
-es posible, no soy nadie para decir que no
se podría-acaricia el fleco de mi cabello.
-¿alguna vez habéis visto algo en vuestros
sueños que no tenga sentido?
-puede, pero siempre doy de cuenta que son
solo pesadillas por el terror que vivimos ese día, por eso las olvido como
siempre hemos hecho-entorno los ojos.
-¿solo secuelas eh?-Cassio rompe contacto
visual conmigo y ve hacia la sabana.
-es lo más probable-suena como si tratara de
convencerse a si mismo también, su mano en mi fleco baja y me cierra los
ojos-dormid un poco más, así deberíais sentiros mejor para el almuerzo.
Obedezco y mi gemelo se va.
Mientras
corría entre los escandalosos gritos de pobladores aterrados, las llamas y el
nauseabundo olor de la sangre, mi delgado cuerpo cruzo entre las llamas de la
aldea viniéndose abajo en humo y ceniza, logre detenerme y comencé a temblar
mientras miraba a lo lejos entre una convergencia de caminos siluetas formadas
entre hollín, una de ellas me aterro por razones que no se, a su alrededor
habían muchas más, con aspecto brutal.
Fue
difícil luchar por moverme entre los gritos de mis hermanos llamándome.
El
miedo me tenía clavado al suelo, haciendo frente al peligro de una posible
muerte inminente.
Esa pesadilla es muy necia. No sé a qué le
temía.
No sé porque estaba ahí, solo recuerdo que
entre carreras me encontré con Renna y Cassio, para escapar del caos. Nada más,
no sé que estuve haciendo antes de eso, a partir del momento en el que entre a
la aldea todo se vuelve inconsistente y confuso.
Las horas transcurren y permanezco en la
cama, ya me siento mejor, la migraña se fue por lo que puedo pensar bien.
-¿Cassius? ¿Puedo entrar?-oigo detrás de mi
puerta. Esa voz, es Reina.
-entrad-digo tan alto como puedo sin gritar.
Ella lo hace y trae su cabello trenzado y
viste ropa de cuero, debió estar trabajando en el entrenamiento.
-oí que estabais mal-dice.
-¿quién?
-no se… algo así como que, Cassio le dijo a Robín,
Robín a Leopoldo y Leopoldo a mi-explica y hago un mohín.
-que chisme tan veloz-comento- ¿desde cuándo Robín
conoce a Cassio?
-lo vio en el entrenamiento, R7-Contacto con el pasado.
C
ompartimos el siguiente minuto en silencio, sus ojos violeta, como piedras preciosas están clavadas en mí, como una flecha, rígida y casi imposible de extraer.
-claro que lo están, el tiempo no perdona-digo sin ninguna emoción en especial.
-aunque a vos no os ha sentado nada mal-opina, entorno los ojos.
-¿qué fue lo que os paso luego de ese día?-quiero saber. Ella se vuelve sombría y acaricia su cabello negro.
-os agradara no saberlo.
-la verdad sí.
-la verdad es dura y desagradable, por ello, no la menciono a nadie.
Con curiosidad la taladro mirándola fijamente.
-¿pero puedo haceros otra pregunta?-dibuja una suave sonrisa y se coloca un mechón de cabello tras su oreja.
-claro, es un placer poder hablaros.
-¿porque estáis aquí?
-por la razón que todos están, pero no dicen, la venganza-contesta haciendo énfasis en lo ultimo-como miembro de Sol negro, para eso estoy.
-sois miembro… ¿ya?
-desde hace un tiempo, vine con la esperanza de poder conseguir lo que busco….-responde y transforma radicalmente su tono, volviéndolo alegre y amigable-pero cambiando a un tema más agradable, ¿cómo habéis estado este tiempo?
Esta chica es experta en ocultar el mal humor de mí…
-de un lugar a otro, con mis hermanos, las cosas nos han salido bastante bien.
-igual que vos-agrega y alzo una ceja, Reina se ríe como si hubiera esperado que reaccionara así-no necesitan decir que tienen mucha suerte con el sexo opuesto.
-en efecto, pero por una razón desconocida, no tenemos mucha más suerte que atraerlos, de resto no sirve para nada.
-es porque no sabéis usar esa arma, sin mencionar que, adivinare: en el arte de la seducción y esas cosas no seréis muy buenos cuando nunca se quedan en ningún lugar.
Le dedico una sonrisa media al apoyarme en el cubículo de Blendo.
-soy bueno en una gran variedad de cosas, ¿queréis probar?-digo en tono arrebatador. Me aproximo y tomo una de sus rulos negro entre mis dedos, retorciéndolo, Reina sonríe, de un suave tirón libera su cabello de mi agarre para dar unos pasos ligeros alejándose.
Carcajeo entre dientes y voy tras ella, con una mirada divertida en mis ojos, tal vez un poco maliciosa, Reina me devuelve el mismo gesto.
-¿en que estáis pensando pervertido?-pregunta.
-no en haceros algo malo… bueno quizás un poco-admito entrelazando mis dedos en su cabello, esta vez ella no se aleja.
-si hacerme algo malo es lo que creo, pues hacedlo, no me parece algo que quiera rechazar.
-¿y ahora quien es pervertido?-llevo mis manos de sus hebras hasta su rostro.
-solo digo la santa y pura verdad-Reina sujeta uno de mis brazos y lo aparta sin soltarlo-no pensabais en tocarme así antes… aunque, podría acostumbrarme.
-no lo hacía porque era un estúpido.
-o porque erais remotamente inocente-doblo la comisura de mis labios-ya que, por lo visto, seguimos siendo amigos, ¿queréis divertiros conmigo?
Alzo una ceja.
-¿de qué clase de diversión estamos hablando?
-de la que una dama jamás hablaría en público-me pongo aun más pálido de lo habitual, Reina suelta una carcajada-tranquilo, no penséis tan mal….
-¿por qué debería acompañaros?
-porque soy Reina Bertham, soy hermosa, encantadora y una corredora de aventuras locas de la que no os podéis perder-explica con aire de ser muy persuasiva. Lamo mis labios y rio con ademan siniestro- sin mencionar que, sabéis que en el fondo quieres venir.
-sobre eso estamos en lo correcto.
-vuestros hermanos no se molestaran porque os robe esta noche…
-estáis loca…-musito atónito.
-no seáis tan niña, sois casi un ninja para el sigilo-dice ella mirándome de reojo, yacemos ocultos entre los arbustos, mirando a los guardias en la entrada, perfectamente firmes en vigilia.
-un ninja muerto si nos descubren-susurro tenso.
-¿los guardias o Renna?
-cualquiera es malo, pero temo mas a Renna enojada que a esas ratas enlatadas.
-en cualquier momento…-susurra ella.
Desde afuera repentinamente algo sale volando y cae frente a los guardias que se quedan mirándolo, es una caja o algo así, de color negro, la sonrisa malvada de Reina es aterradora. Uno de los guardias se acerca a mirar, idiota, yo no lo haría si fuera él.
Estando a un paso del objeto este explota en una cortina de humo y quedo horrorizado terriblemente cuando veo el truco. Como la peste un enjambre de avispas negras sale del panal y caen sobre el guardia que exaltado corre a la academia y grita sacudiendo los brazos tirando el arma como su compañero, que recorre la carretera a gran velocidad tratando de escapar de la nube asesina, veo como maldicen, gritan ruegan por ayuda hasta desaparecer a lo lejos seguidos de cerca por las avispas.
-¿tuvisteis que ver?-pregunto con la boca abierta.
-¿es malo si digo que si?
-fue algo… brutal-comento.
-ellos también lo son, además, admitidlo, fue gracioso-pide sonriendo.
No contengo la sonrisa.
-puede ser, la cara del guardia no tiene precio.
-vamos-dice ella saliendo de nuestro escondite hacia el otro lado de la carretera.
-¿dónde vamos?-pregunto justo detrás.
Cruzamos la carretera y andamos por los senderos hasta que la chica se detiene en seco, mira a los lados y luego a mí.
-a la mejor broma de la historia-responde, da una patada a los arbustos y hay una trampilla debajo-no os lo perderéis.
Tengo la ligera impresión que alguien saldrá herido, o tal vez que me divertiré mucho. Reina abre la puertilla y camina por las escaleras hasta la oscuridad, ya estoy acostumbrado a estas cosas, la sigo cerrado la entrada, este camino a diferencia de otros, es absolutamente oscuro, ni una sola luz ilumina la penumbra, ya que el pasillo es muy estrecho, no hay forma de perderse.
-¡hay!-dice ella cuando chocamos.
-disculpa, ¿dónde nos llevara esto?-sueno agitado, claustrofobia… me siento atrapado.
-al otro lado de la muralla, no organice un ataque de avispas por el puro placer de verlos gritar-dice divertida-aunque, no sería mala idea. Pero es mucha planeación solo para eso.
-lanzadlo cuando hayan mas guardias, así valdría la pena.
Puedo sentir cuando Reina asiente, damos pasos lentos para no resbalar de los escalones. Tras unos segundos de silencio ella empuja otra trampilla, una vez fuera, volvemos al bosque.
-¿le teméis a la oscuridad?-pregunta de manera intrigada.
-no, pero si a los espacios pequeños, soy un elfo oscuro después de todo.
-pero nunca habéis vivido en una ciudad subterránea.
Miro su vestido.
-eso no importa, el bosque es muy oscuro a veces, ¿donde ocurrirá esa supuesta broma histórica?-inquiero sonriéndole.
Ella me alza una de sus lindas cejas, es como si le sorprendiera mi repentino interés.
-¿sabéis algo del barón humano que vendrá a hablar con el director sobre la contratación de mercenarios?-floro el pánico que enseguida acedia mi cuerpo.
-¿qué le vais a hacer al barón? Eso es muy peligroso, si nos descubre…
-no lo harán-afirma firmemente- y el barón no llegara…
Asiento, su tono de voz es implacable, no sé si deba confiar en este jueguito, pero me parece que ella es muy capaz de realizar actos ridículamente peligrosos y salir impune.
Da media vuelta y camina hacia otra parte.
Mi cuerpo vacila ante mi orden de avanzar tras ella, pero logro que obedezca.
Terminamos junto a una carretera, sigo el leguaje corporal de Reina y nos escondemos en los arbustos. Los cascos de caballos resuenan en la distancia y cada vez se torna más fuerte el sonido, Reina me sujeta un brazo con su mano tibia como estando segura que no escapare.
Un carruaje con caballos blancos se asoma desde lejos, entonces el cochero no parece sospechar nada, cuando está a punto de pasar delante de nosotros un muro de fuego se levanta de la nada haciendo que los caballos se levanten en patas trasera y griten como su conductor. Una leve corriente del clásico instinto sobre correr lejos del fuego, empieza a molestarme.
Y sombras vestidas como macabros bandidos llevando mascaras diabólicas aparecen portando espadas, las sacuden, gritan insultos, cosas sobre como los van a destripar y se ríen como el mismísimo Destsem dios del miedo y el caos. Reina se les une pero en tono más calmado. El conductor aterrorizado salta sobre uno de los caballos y emplea el cuchillo de su cinturón para separarlos del carruaje y dejarlos correr veloces más allá del fuego a toda velocidad.
Por otra parte el barón sale del carruaje despavorido y corre camino a la academia gritando.
-¡son demonios!-exclama, los agitadores no lo siguen pero se ríen burlones de tal manera que debería ser ilegal.
-os dije que era la broma del siglo-me recuerda Reina curveando sus labios en sonrisa.
-¡que ingenuos! ¡Eso fue demasiado fácil!-dice uno de los tipos.
-¡se superaron!-los felicita mi amiga saliendo de nuestro escondite, vacilando voy también.
Las mascaras de ellos son negras y representan horribles creaturas, deformes y terroríficas, no me extraña que el barón y compañía huyeran así de rápido.
-hacer una broma así y disfrutarlo tanto tiene que ser un pecado-dice otro quitando su antifaz.
Uno a uno se los quitan, son elfos de la luz y unos pocos elfos oscuros de piel azul, el que hablo aun se ríe neciamente, es de contextura gruesa, pelo negro como el carbón muy largo recogido en una trenza hasta su cintura y dejando todos los mechones de sobre su rostro caer en el mismo, ojos verdes, cejas gruesas, labios anchos y delgados color pálido. Como todos viste de negro.
-Reina, esta ha sido vuestra mejor idea-dice mirándonos.
-gracias, estaba aburriéndome, pensé algo trascendente.
El elfo me mira enseguida desconcertado.
-¿y ese tipo?
-tenedle mas respeto. El viene conmigo, lo invite a que viera, Cassius, Robín Billip-nos presenta haciendo un gesto hacia él.
-un placer…-apenas digo. Robín alza una ceja-su actuación me asombra.
-igual, ¿sois uno de los nuevos para enlistar?-asiento, mira al resto de los tipos y todos están en donde mismo mirándonos-¿qué esperáis? ¿Qué les broten raíces? Saquead el carruaje.
De inmediato corren hacia él y empiezan a sacar todo lo valioso.
-¿no os dije que sería genial?-pregunta Reina entre dientes.
-admito que lo fue.
-Reina mejor regresadlo a su habitación, mañana tendrá un largo día-propone Robín en tono seguro señalándome con un gesto.
-¿quién es Robín, dentro de todo esto?-pregunto una vez junto a la puerta de mi habitación.
-es un paladín, ya que aun no hemos empezado con la guerra, él está viendo quienes estarán involucrados aquí-dice ella encogiéndose de hombros.
-muy conveniente-concuerdo, Reina me examina un minuto y pasa una mano por mi fleco apenas rozando la piel de mi rostro, eso me hace estremecer, como un cosquilleo, sonríe, maldición…. Contrólate me digo tensamente. No me gusta mostrar señal de debilidad.
-que sensible-opina-se nota que os gusta cuidaros, vuestro cabello es bastante brillante.
-gracias, no me gusta verme despeinado para nadie-digo, mi voz repico temblorosa.
Reina se pone una mano sobre los labios y la sostiene del codo con la otra, como una chica en medio de un coqueteo que tiene mucho interés en algo. Mi corazón palpita como un tambor, es ridículo, no ha hecho nada y ya estoy casi de rodillas por ella.
-luego de la juramentación, ¿os gustaría dar una vuelta conmigo?-continuo con calma, asiente complacida y con su sonrisa de que piensa en una cosa que creo, no me gustara saber, si quiero conservar la dignidad y no sonrojarme.
-no es mala idea, claro. Seguro pasa algo interesante-afirma sonando seductora y camina por el pasillo. La miro hasta que desaparece por el corredor.
Suspiro, estoy avergonzado, parezco una gelatina cuando se me acerca mucho, bueno, solo cuando me mira fijamente de manera penetrante. La intriga de que estará pensando me aqueja, sus ojos son como aguijones contra mi temple y cuando dice algo en tono de que sabe que me tiene solo hace que sienta como si le besara los pies.
Cuando era niño pasaba, pero no tanto, ahora es más fuerte la sensación de atracción.
Toco la puerta y no hay respuesta, creo que algo malo va a pasar, al no oír respuesta abro la puerta y la sangre abandona mi rostro.
Renna y Cassio.
Mi hermana no tiene muy buena cara, parece molesta mirándome desde la ventana con los brazos cruzados, Cassio está sobre su cama contemplándome de reojo.
-¿dónde estabais?-pregunta ella con gran frialdad.
No tengo el temple para responderle cuando me mira así.
-¿tenéis una idea de que podría pasar si os descubrieran?-interviene Cassio también enojado.
Aprieto las comisuras de mis labios, lo sé, si me descubren seria casi un hecho que me encerrarían y enviarían a alguna correccional por mal comportamiento y ser sospechoso de traidor. O tal vez me dieran una fea muerte humillante.
-si os ven, todos estaremos pendiendo de un hilo-dice Renna lentamente y con tono de desagrado.
-yo… estaba con Reina-confieso.
Ellos de pronto lucen estupefactos, como si hubiera dicho algo como que Marcelo se ofreció a pagarme una noche en un hotel spa.
-¿estabais babeándote por ella otra vez?-dice mi gemelo aun conmocionado.
-puede que un poco, ¿pero eso que tiene de malo?-pregunto algo irritado.
-ella no, pero nadie se imaginaba que os perderíais con Reina… decidme que no estabais haciendo lo que creo-expresa Renna con horror-no necesitamos sobrinos aun.
Ahora estoy muy, muy rojo.
-¡eso no! ¡No me preguntéis eso!-exclamo escandalizado.
-bien, bien, pero la próxima vez avisad cuando desaparezcáis, si de casualidad os preocupa nuestra salud mental, inquietarse tanto es malo para ella-masculla Cassio con la nariz arrugada.
-y aseguraos de no acercaros a la zona donde pasan los guardias-incluye Renna, deja la ventana y suspira con exasperación-en fin, dormíos, mañana tenemos trabajo que hacer, ¡y esta vez no os fuguéis! Esas aventuras podrían matarnos
Asiento y la elfa sale sin decir otra palabra, Cassio continua mirándome fijamente mientras yo cierro la puerta.
-¿os gusta mucho?-pregunta cuando yo me recuesto en la cama.
-la verdad sí, siempre lo ha hecho-admito cubriéndome con la sabana.
-sabéis que siempre estoy para oíros, ya sabéis…-dice recostándose.
-no estoy seguro de porque, pero luego de tanto tiempo aun me gusta.
-yo no le he hablado desde que llegamos. No puedo opinar.
Bostezo y me cubro la cara con la sabana.
-decidme la verdad ¿le hicisteis algo?-continua en tono juguetón- yo no soy Renna, no os golpeare.
-cerrad el jodido pico.
-vos primero.
-callaos, si lo hubiera hecho, amaríais ser yo.
-la verdad sí.
Despierto en un brinco cubierto de sudor, mi pesadilla cubierta por fuego, ceniza y sangre esta persiguiéndome, Reina debió gatillar mis recuerdos… y temores, puede que empiece a tener secuelas otra vez.
Seguí soñando cosas así durante unos pocos años luego del incendio de mi aldea, me revuelvo en la sabana y miro por la ventana, el cielo aun es oscuro, su tono azulado un poco negruzco indica que aun debe ser de madrugada, pero no estoy muy de humor para dormir.
Salgo del cuarto y me dirijo hacia el patio, donde hay lavabos, no tengo ganas de caminar hasta el baño masculino, restriego mis ojos y con una sacudida de cabeza encaro la plataforma de piedra con agua.
Es una especie de recipiente metálico atornillado a la piedra con un tapón para evacuar el agua. A su lado hay un enorme cubo de color plata lleno de líquido y con una taza que hace juego. Me sirvo un poco y contemplo el reflejo en el agua calmada.
Eso me relaja además del sonido de las aves cantar en la mañana. A continuación me lavo la cara y mojo mi cabello.
-no esperaba verteros por aquí-dice la voz de Renna apareciendo a mi lado, no la miro y sigo lavándome.
-necesitaba espabilarme, ¿y vos qué hacéis aquí a estas horas?-digo.
-siempre me lavo la cara a esta hora-señala tomando agua y lavando su rostro, la mujer se restriega y sacude al terminar, hago lo mismo y destapo el lavabo para desechar el agua-sobre lo de anoche… ¿sabéis que me asustasteis de verdad?
Asiento mientras peino mi cabello hacia atrás con las manos.
-claro que si-digo.
-sois muy importante para mí, la idea de que pudieran atraparos me asusto de verdad, hacedme la caridad y evitad lanzaros directo a la guillotina ¿sí?-pide de forma sutil, esta vez sí que sonó amable.
-lo intentare, molestaros nunca ha sido mi intención-miro el suelo bajo nuestros pies y desgraciadamente aun no puedo olvidar la pesadilla que me echo a perder el sueño.
Renna hace un gesto de preocupación esta vez.
-Cassius, ¿os pasa algo? Pareces cansado-quiere saber ella, tomo mi tabique con los dedos y cierro los ojos, es un mareo. Acompañado de migraña.
-solo necesito un momento, no dormí bien-aseguro y aunque no la convenzo me doy vuelta e intento volver a mi habitación.
Es como si no hubiera visto algo, como si algo dentro de mi mente estuviera bloqueado y ahora trata de volver… cuando llego al cuarto me recuesto y miro hacia el techo.
No pasa nada… no es nada me insisto.
¿Qué detalle podría haber escapado de mi? algo que no recuerde, ¿pero sobre qué?
Cierro los ojos tratando de descansar esta vez como es debido.
-¿estáis bien?-escucho a Cassio. Tengo los ojos cerrados.
Abro uno y lo vislumbro sentado en la orilla de la cama, mientras sus ojos están fijos en mí con preocupación.
-Renna me dijo que parecíais cansado-continua y pone una mano en mi frente.
-una pesadilla-afirmo, aunque no recuerdo con claridad el sueño, solo que había mucho fuego y una silueta frente a mí, irreconocible.
-son las ocho-dice y abro los ojos de par en par, intento levantarme pero mi gemelo me empuja por el pecho para impedirlo-calmaros, dijimos que os sentíais enfermo, os darán el día.
Suspiro.
-solo por curiosidad Cassio, ¿sabéis si alguien puede bloquear memoria? ¿Que sabéis que están ahí y no lográis llegar a ella?-pregunto con un tono tan débil que el por casualidad logra entenderlo.
-es posible, no soy nadie para decir que no se podría-acaricia el fleco de mi cabello.
-¿alguna vez habéis visto algo en vuestros sueños que no tenga sentido?
-puede, pero siempre doy de cuenta que son solo pesadillas por el terror que vivimos ese día, por eso las olvido como siempre hemos hecho-entorno los ojos.
-¿solo secuelas eh?-Cassio rompe contacto visual conmigo y ve hacia la sabana.
-es lo más probable-suena como si tratara de convencerse a si mismo también, su mano en mi fleco baja y me cierra los ojos-dormid un poco más, así deberíais sentiros mejor para el almuerzo.
Obedezco y mi gemelo se va.
Mientras corría entre los escandalosos gritos de pobladores aterrados, las llamas y el nauseabundo olor de la sangre, mi delgado cuerpo cruzo entre las llamas de la aldea viniéndose abajo en humo y ceniza, logre detenerme y comencé a temblar mientras miraba a lo lejos entre una convergencia de caminos siluetas formadas entre hollín, una de ellas me aterro por razones que no se, a su alrededor habían muchas más, con aspecto brutal.
Fue difícil luchar por moverme entre los gritos de mis hermanos llamándome.
El miedo me tenía clavado al suelo, haciendo frente al peligro de una posible muerte inminente.
Esa pesadilla es muy necia. No sé a qué le temía.
No sé porque estaba ahí, solo recuerdo que entre carreras me encontré con Renna y Cassio, para escapar del caos. Nada más, no sé que estuve haciendo antes de eso, a partir del momento en el que entre a la aldea todo se vuelve inconsistente y confuso.
Las horas transcurren y permanezco en la cama, ya me siento mejor, la migraña se fue por lo que puedo pensar bien.
-¿Cassius? ¿Puedo entrar?-oigo detrás de mi puerta. Esa voz, es Reina.
-entrad-digo tan alto como puedo sin gritar.
Ella lo hace y trae su cabello trenzado y viste ropa de cuero, debió estar trabajando en el entrenamiento.
-oí que estabais mal-dice.
-¿quién?
-no se… algo así como que, Cassio le dijo a Robín, Robín a Leopoldo y Leopoldo a mi-explica y hago un mohín.
-que chisme tan veloz-comento- ¿desde cuándo Robín conoce a Cassio?
-lo vio en el entrenamiento, Robin decidió entrar también a la academia.
Reina viene y se sienta en el lugar de
Cassio.
-estoy bien-aseguro sonriéndole-ya se me
paso.
-¿que se os paso?
-una de esas pesadillas extrañas, siento que
algo me bloquea-explico y Reina entorna los ojos y hace un gesto de
preocupación con los labios.
-¿pesadillas sobre lo que paso en Green
Bear?-asiento y me parece que no debí tocar el tema, ella se pone rígida y con
sus manos estruja la sabana.
Green Bear es el nombre de lo que era mi
aldea, el nombre fue debido a lo verde de los alrededores y la misma vegetación
del poblado.
-¿sabéis algo que yo no?-quiero saber
intrigado.
-lo que ya sabéis, también corrí por mi vida
ese día, no puedo saber mucho-afirma-las cosas que pasaron son horribles, no
quiero saber nada de Green Bear por lo que me queda de vida.
Hay silencio entre ambos mientras miro su
cara gélida hundida en sí misma.
-Reina… Green Bear…
-solo no digáis ese nombre en mi presencia si
os apiadáis de mí, yo también he tenido secuelas y los temores aun viven
hoy-replica y coloca una mano sobre mi pecho con la que lo acaricia.
Eso hace que se me erice la piel y mi ritmo
cardiaco aumente.
-¿y los Celestes?-aprieta los dientes.
Detecto que Reina parece atormentada por
algo, como si hubiera cometido algún crimen o hecho algo muy malo.
-no…-vacila.
-¿qué tenéis?-quiero saber, la elfa baja la
cabeza y sube su mano hasta mis pectorales. Sin tal delicadas y suaves…
-yo…- Un deseo de protegerla me invade, se ve
tan… culpable y asustada.
-cuanto tiempo, y no me saludáis-nos
interrumpe Renna desde la puerta con los brazos cruzados, Reina se da vuelta
sorprendida-señorita no muerta, que mal educada os habéis vuelto.
Reina queda con la boca abierta, yo no la oí
entrar.
-vine a ver como estaba Cassius-explica Reina
exaltada-lo siento, no os reconocía y tampoco os vi mucho por aquí, lucís… bien.
Renna apenas da una sonrisa leve y mira la
mano de Reina a lo que alza las cejas.
-¿vinisteis a ver como estaba o a
aprovecharos de su debilidad por ser mimado para tocarlo?-quiere saber y yo me
sonrojo, enseguida Reina quita su mano de mi.
-más que todo lo primero-señala Reina
forzando una sonrisa nerviosa.
-recordad lo que os dije-me pide mi hermana y
hace un gesto con la cabeza a Reina antes de salir.
-sigue casi igual que antes-dice esta.
-ahora es un tanto más dura.
Luego de eso me esforcé por ponerme al
corriente con la instrucción, pude vestirme y salir a entrenar…. a sudar como
se supone que debo hacer. El maldito lema de los entrenadores: si no duele no sirve me duele demasiado.
Almorcé y continué sufriendo que para
el director y el entrenador es sinónimo de entrenar
y progresar
Al caer la noche me puse ropa más normal y salí
hacia la cantina oculta.
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