2-
El bazar llameante
E
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n el momento que la multitud se empieza a
disipar aprovechamos el momento para fundirnos con ella, a pesar de que Blendo,
Bledy y Asra nunca podrían disimularse aquí, rápidamente nos movemos a una
cabaña en las afueras del condado para atender al niño.
El niño no se mueve en lo absoluto, eso me
preocupa, la cabaña es de un amigo de Renna, por fortuna nos deja pasar sin
preguntar, con solo ver el estado de el pequeño basta para que nos de paso, su
casa no es más que una humilde vivienda de madera como cualquier otra, solo que
esta entre dos fabricas, una de muebles y otra de vino, por lo que el ruido
fastidia mucho, Renna lleva al chico hasta la sala donde hay una mesa en frente
bajo una ventana, cuando ella lo deposita en esta siento algo suave en los
pies, bajo la mirada y descubro que es una alfombra de oso en el centro del
cuarto. Cassio sin decir nada va a vigilar la puerta por si a algún guardia le
dan ganas de reprendernos por defender a un
traidor, mejor dicho a un rebelde, aunque yo le diría defender a un
inocente. Renna ayuda al niño a sentarse correctamente para que ella lo
examine. Su amigo, Cecilio se posiciona junto a mi hermana para averiguar el
estado del herido.
-¿estáis bien?-pregunta Renna preocupada, el
niño luce muy dolorido, fuerza la vista hacia ella y asiente.
-creo que debemos lavarle las
cortadas-propone Cecilio.
El hombre debe tener unos 30 años más o
menos, es humano, de piel morena, cabello marrón suave corto, ojos verdes como
las hojas más oscuras, barbilla gruesa, nariz perfilada, pómulos de tamaño
medio, labios robustos y con un color algo oscuro como su piel. Tampoco es muy
fornido pero es lo suficiente para trabajar en una fundición de metales, donde
se encargan de convertir esas rusticas piedras en hermosas piezas para muebles,
armas, partes de instrumentos mecánicos entre otras cosas. Renna lo encara con
un rostro casi carente de expresividad.
-buena idea, tenéis ¿bebidas
alcohólicas?-dice.
-claro, si queréis yo…
-id y buscad el agua, decidme donde está el alcohol,
servirá como desinfectante, no tengo nada para eso aquí.
Cecilio asiente sin replicar, mi hermana
junta su mirada con la mía entonces.
-Cassius cuidad al niño-me pide.
-entendido-digo y voy a sentarme junto a él,
Cecilio camina hacia otro pasillo y Renna lo sigue.
Me vuelvo al chiquillo y lo estudio bien, su
cabello blanco cae sobre su rostro y está un poco largo detrás, sujeto por una
liga negra.
-y… ¿cómo os llamáis?-empiezo siendo cordial,
no hace mucho caso al comienzo, parece atormentado profundamente.
-decidme rata-contesta, le echo una ojeada
incrédula.
-¿por qué rata? No creo que te llames así.
-así es como me conocen aquí, suelen decir
que soy muy escurridizo, como las ratas-le doy un vistazo a sus heridas y son
escalofriantes, nunca se borraran, rata mira sus manos maltratadas y su cara
pasa a ser de agonía.
-por curiosidad… rata, ¿vuestros padres que
hicieron para que esto pasara?-sus ojos se posan en mi.
-es cierto lo que el tipo dijo, son rebeldes,
los descubrieron con documentos sobre información de poblaciones, pero por
desgracia mis padres son espías, no guerreros, por eso cuando los denunciaron
no pudieron hacer nada.
-espías… ¿para quienes trabajaban?-aprieta
los labios.
-creo que para la orden de Sol negro, ni
estoy seguro.
Me adentro en mis pensamientos sobre eso, esa
es la orden que organiza a los rebeldes, son como una asociación secreta,
originalmente eran una orden de elfos oscuros encargados de mantener la paz y
la ley, pero creo que aun lo hacen, ya que estamos al borde del desastre, el
modo de recuperar la paz, es desasiéndonos de los Celestes.
Renna aparece del pasillo por el que salió
trayendo una botella con licor, detrás esta, Cecilio cargando con un balde
lleno de agua, rápidamente lo coloca junto a rata y Renna destapa la botella, a
continuación la vacía en el líquido hasta la última gota.
-que… ¿haréis?-quiere saber rata algo
inquieto.
-lo estamos diluyendo, tenemos que
desinfectarte-contesta Cecilio cuando le entrega una esponja suave a mi
hermana.
-ardera un poco… ¿cómo os llamáis?-expresa Renna
cruzando sus miradas.
-dice que le digan rata-respondo por él, Renna
alza una ceja pero no pregunta.
-bien, rata, recostaos boca abajo-pide y yo
me bajo de la mesa dejándole espacio.
Rata pone mala cara y obedece a Renna, ella
introduce la esponja en el agua, solo de da un pequeño toquecito que basta para
estremecerlo de ardor, mi hermana ignora eso y continua mientras rata soporta
el dolor, pongo cara de desagrado, Cecilio va a buscar algo y desaparece en el
pasillo.
-¿no necesitáis ayuda?-pregunto.
-no, gracias, yo me encargare, vos id a
vigilar con Cassio.
La cara de dolor de rata es perturbarte, así
que me limito a asentir e ir hacia la puerta donde mi hermano se encuentra. Él
se enfoca en mirar a todo el que pasa con total cautela y detalle en cada uno.
-¿y bien?-quiere saber en tono neutro sin
mirarme.
-nada, el chico dice que le digamos rata y Renna
lo está curando ahora mismo-respondo parándome a su lado-sus heridas dan miedo-
da un gesto de desaprobación.
-pobre…-dice cuando un grito de dolor lo
silencia, es rata, ¿qué le estarán haciendo? Al menos solo un poquito de ardor
no lo hará gritar así.
-sí, pobre, solo me pregunto ¿qué será de su
padre? Tal vez lo ejecuten de algún modo doloroso y humillante-expreso, el me
encara- ¿no creéis?
-seguramente, conociendo a la supuesta
justicia de estos pueblos de mierda.
-tristemente- Cecilio aparece junto a
nosotros de un momento a otro, instintivamente nos damos la vuelta casi a la
defensiva.
-¿pasa algo?-pregunto.
-ya está bien, Renna tuvo que coserle algunas
partes que estaban profundas-responde.
Con razón gritaba… Cassio pone cara de
dolencia, de pronto diviso cruzando una esquina a un grupo de soldados,
¡mierda! Visten armadura de placas y como armas llevan alabardas que coronan el
hacha con una exagerada y majestuosa
punta. ¡Sabia que vendrían!
-¡soldados!-digo alterado.
-no, ¡es la inquisición!-corrige Cecilio aun
mas asustado.
-¡debemos escondernos!-dice Cassio, ya noto
la diferencia con otros soldados, estos llevan un cráneo en la placa de su
torso, símbolo de la inquisición.
-entrad, salid de aquí por la puerta trasera,
yo me encargare de ellos-pide Cecilio, le dedicamos una mirada de horror.
-¿pero vos?-replico.
-solo marchaos, estaré bien-asegura insistente.
Aprieto los dientes y miro a Cassio, sin
decir más corremos dentro, Renna examina a rata cuando la encontramos justo
donde la deje, el niño tiene vendado todo el pecho y la espalda.
-¡inquisidores! ¡Vámonos!-exclama mi hermano
y ellos se alteran.
-Cecilio...- casi dice Renna.
-dijo que nos fuéramos-explico, ella pone
mala cara y rata suda del nerviosismo.
El salta de la mesa aguantando el dolor.
-vamos-digo, Renna agarra a rata y corremos a
la puerta trasera que nos lleva a la calle, una vez fuera y entre la multitud,
recuerdo algo.
-¡los lagartos!-chillo, Renna deja a rata, y
saca de un compartimiento en su cinturón un pito.
-ojala lo oigan-dice y lo suena con todas sus
fuerzas, tanto que nos zumban los oídos, mi hermano y yo nos los cubrimos y
rata hace lo mismo.
De pronto escucho cascos arremeter contra el
suelo, ¡son ellos! Siento un gran alivio al verlos venir por una de las
esquinas, también veo el triunfo en las miradas de mis hermanos y rata. Los
tres bichos se forman frente a nosotros, levanto los brazos y Blendo enseguida
se inclina para que lo acaricie. Renna está muy preocupada, aunque nuestras
bestias estén seguras Cecilio obviamente no lo estará por mucho tiempo si no
tiene cuidado. Rata mueve las piernas con inquietud, también agitado, Cassio
mira de un lado a otro asegurando que no vengan inquisidores.
-hay que hacer algo, mataran a Cecilio-dice
el niño.
-¿cómo lo sabéis?-pregunta mi hermano-¿estáis
seguro?
-¡¿cómo creéis?! Conozco a la inquisición,
fui víctima, lo culparan aunque sea inocente.
Renna aprieta los labios con la declaración,
si Cecilio muere no le sentara muy bien.
-¿qué haremos? Si lo ayudamos quedaremos
tildados –expreso.
Rata entrecierra los ojos.
-yo me encargare, los distraeré y así no
podrán decir nada en contra de Cecilio, será inocente cuando me vean-dice
decidido.
-¡¿Qué?!-coreamos nosotros atónitos.
-¿las heridas os afectaron el cerebro? No os
salvamos para que os jodieras-digo.
-no me dicen rata por nada… ¿os llamabas Cassius
no?-replica y me señala.
-sí, pero es una locura.
-soy bueno burlando a la ley, yo lo hare, le
debo un favor a vosotros y Cecilio.
Cassio aun esta traumado con rata.
-¡no podéis ir a que te maten! Cassius dice
la verdad, no te salvamos y quedamos mal ante los inquisidores por nada, pedazo
de niño imbécil-exclama como si rata estuviera chiflado.
-si muero es cosa mía-replica el niño mirando
con enfado a mi gemelo y él le regresa el mohín- soy un vándalo y si hace falta
moriré como tal.
-no os quedéis callados, ¡decid algo! Cassius,
Renna-exige Cassio mirándonos respectivamente.
-¿pero que le digo? Cuando le dicen algo de
su seguridad es como hablarle a la pared-me defiendo haciendo un gesto de
fastidio, entonces miramos a Renna.
-que lo haga-contesta ella para nuestra
sorpresa-es verdad, se lo debe a Cecilio, y no puedo estar parada dejando morir
a mi amigo sin al menos intentar salvarlo.
Bufo y Cassio pone los ojos en blanco.
-rata si sobrevivís nos veremos en la taberna
el rey Elios-continua ella, rata
asiente.
-no os preocupéis, os veré allá en un rato.
Rata, ese suicida corre fundiéndose con la
muchedumbre perdiéndose de vista, suelto un suspiro, mis hermanos y los lagartos
aun miran en la dirección en que rata desapareció, bien, es valiente, pero muy
joven para morir.
-para estar herido, es necio-digo, Cassio
hace una mueca y Renna frunce el ceño.
-lo sé-concuerda mi gemelo.
No volvemos a mencionar a rata hasta llegar a
la taberna, es como la de Erik, llena de mesas repletas de gente comiendo,
bebiendo y riendo, contra la pared del otro lado de la entrada esta la cantina
llena de gente sirviendo alcohol, jugo o comida, que huele tentador. En una
esquina un grupo musical toca con algunas bailarinas danzando con muy poca
vestimenta. A pesar de que trato de no mirarlas mis ojos parecen tener voluntad
propia, Renna me da un codazo regresándome el control, volteo mecánicamente al
instante, Cassio también tiene problemas por no mirar a las bailarinas, pero
eso irrita a Renna por lo que resistimos. Sin decir palabra tomamos asiento en
una mesa de madera junto al mostrador, enseguida llega un mesero, no estoy de
humor para eso así que miro hacia la ventana mientras mi hermana pide.
-carne a la parrilla y ensalada-dice ella
cruzando los brazos sobre la mesa, Cassio se dedica a ver el techo con ocio.
Ojala y rata no esté muerto. O que Cecilio no
esté siendo torturado…
-bien, enseguida traeremos el pedido-asegura
el mesero y se va.
-¿alguna idea de que haremos ahora? Luego de
que saquemos a rata y Cecilio de este
enredo, tendremos que ir a algún lugar-expresa Cassio, frunzo un poco el
entrecejo.
-sabes cuál es nuestro objetivo-le recuerda
Renna y apoya su cabeza en un puño sobre la mesa. Asentimos.
-Academia lago de hierro-intervengo en tono
monótono.
-y vengarnos-complementa Cassio, nuestra
hermana asiente una vez.
-primero ayudaremos a rata y luego nos
dirigiremos a la academia, es un buen punto de inicio, ya esperamos muchos
desesperantes años para tener esta oportunidad, y finalmente llego nuestro
momento-hace saber.
Luego de casi una década de vagar por fin
tenemos la oportunidad.
-no es que me guste la guerra pero estamos
artos de esto, es hora de que los tiempos cambien-digo volviéndome por completo
a Renna.
-eso mismo-me apremia Cassio.
La comida llega unos segundos después, tienen
un servicio veloz, hace tiempo que no comemos algo así. Nos desbocamos a comer
todo lo que podemos, pero Renna se contiene para evitar perder el encanto, en
unos diez minutos no queda nada, el mesero nos da la cuenta y pagamos con el
dinero que le quitamos al estafador, ahora si fue una buena inversión.
De pronto la puerta cede de una patada
obligando a toda la taberna a mirar, ¡es rata! En una pieza, el niño respira en
jadeos y se ve cansado, pero sonríe con suficiencia, Renna se levanta y camina
hacia el regresándole la sonrisa, rata corre hasta ella y abre los brazos
pidiendo un apretón, mi hermana desconcertada lo acepta.
-¿estáis bien?-pregunta Renna preocupada.
-sí, inquisición retrasada, no pudieron
atraparme-dice el chico y se separa.
Cassio y yo nos levantamos y caminamos hacia
ellos.
-¿y Cecilio?-interviene mi hermano.
-¿sigue vivo?-digo vacilante.
-vi que lo liberaron, seguro está
bien-responde el niño.
Renna suspira con alivio, la gente fuera
parece más calmada, es un buen momento para salir.
-vamos al bazar llameante, tenemos que
entregar el pedido-ordena ella.
Rata jadea y baja la cabeza, no le cayó muy
bien lo que Renna dijo, Cassio se acerca al niño y lo cubre con la capa de su
traje, rata se sobresalta pero no hace intento por zafarse.
-no es bueno que os vean, podría ser malo
para todos-argumenta mi hermano.
Rata me mira con sus adorables ojos carmesí
llenos de tensión y algo de dolor. Es muy desagradable ver a un niño tan lindo
con esa cara.
-no me pongáis esa cara, ¿qué creéis? ¿Qué os
dejaremos solo?-pregunto haciendo una mueca, rata abre los ojos de par en par y
se iluminan con regocijo.
-veremos qué hacer con vuestro padre, luego
nos iremos-le hace saber Renna acariciándole el cabello al niño. Rata se
estremece por eso y mira a la elfa de cómo si estuviera viendo algo muy
interesante.
-es muy grande para ti…-le recuerda mi
hermano en susurro. Rata bufa y yo me rio silenciosamente.
Renna me encara extrañada y desconcertada, no
pudo escuchar a Cassio… por suerte, rata se sentiría muy avergonzado si eso hubiera
pasado.
-vamos al bazar-pido, mis hermanos asienten y
salimos de la taberna, los lagartos esperan afuera contemplando el panorama
vehementemente.
-¡Asra venid!-llama Renna, la bestia se da
vuelta y obedece rápidamente, Renna aborda a Asra y se estira ya en su lomo.
Entonces la chica hace un gesto de que la sigamos.
-¡Blendo, Bledy! ¡Vámonos!-los llamo, los lagartos
vienen y Cassio deja a rata, de un salto sube a Bledy y se pone cómodo.
-¡eh yo no tengo uno!-exclama el niño, Blendo
se reúne conmigo y le acaricio la cabeza cuando este la baja.
-venid entonces, dudo que queráis ir a
pie-digo, rata hace un mohín y viene hacia mí, Blendo se inclina ofreciendo
subir, acepto la oferta e invito a rata con la mano a venir. El niño lo piensa
un escaso momento pero sin más duda sube a mi encuentro, se sienta delante y
recuesta la espalda contra mi pecho.
-moveos-pide mi hermana y Asra empieza la
marcha rápida, Blendo y Bledy automáticamente van tras ellas, rata se pega mas,
no parece que haya montado mucho a lo largo de su joven vida.
-¿y vosotros que hacéis por aquí?-pregunta
el, mientras nos movilizamos por las calles concurridas.
-cobrar y venimos a entregar algo en el
bazar, luego veremos que hacer con vos-responde Cassio contemplando el cielo.
El niño se vuelve hacia mí.
-tenéis cara de comerciar con política
asesina-opina y no puedo evitar reírme.
Renna y Cassio aguantan la gracia, es muy
perceptivo.
-cuando no nos pagan claro que si, la
política asesina es muy útil-le confieso sonriendo.
Rata me mira suspicaz, su expresión causa que
ría más.
-¿y porque seguís a esa elfa?-pregunta
susurrando y señalando a Renna.
-por unas razones.
-¿cuáles?
-primero: quiero seguirla, segundo: siempre
nos lleva a cosas geniales y tercero: si no obedezco me golpea.
Rata pone los ojos como platos y le da una
hojeada rápida a mi hermana.
-me gustan vuestras razones.
Seguimos la carretera hasta alejarnos de la
zona y entrar al área de mercadeo, donde los negocios se apoderan de todo lo
que pueden en la plaza, apenas podemos andar, los puestos tienen de todo,
comida, armas, objetos decorativos y cosas a las que no les veo función alguna.
-Marcelo debe estar por algún lado-dice
Cassio buscándolo.
-ese tipo siempre está aquí, si no lo vez
debe estar bebiendo en algún lugar oscuro-recuerdo, rata no deja quieta la
cabeza mirando a todo detalle visible.
En un hueco donde no hay puestos vemos una
carreta detenida donde todos los trabajadores ponen la mercancía en el suelo y
los caballos pasan el ocio comiendo pasto amarillo colocado en sus patas.
Marcelo es un comerciante con el que
habitualmente hacemos negocios, es uno de los más confiables, la mayoría si no
los vigilas antes de parpadear desaparecen con la mercancía sin pagar una
mierda. El olor de todas esas cosas no deja de asediar nuestros sentidos con
sensaciones, la mayoría desagradables. Los tipos nos saludan al divisarnos pero
Marcelo no está.
-¿dónde está el señor dientes de oro? –pregunta
Renna con tono de broma.
-el, esta bebiendo en la tienda cerca de
aquí-responde uno de los tipos con naturalidad.
Renna bufa. Sonrió y Cassio incluye.
-Cassius lo dijo-recuerda con tono irónico.
-vamos por ese cabrón monopolista-ordena la
chica, acatamos la orden y vamos hacia la dirección dicha.
El bazar llameante es llamado así, porque en
su centro hay una caldera gigante con una llama monumental en la cima,
encargada de distribuir calor en las casas o negocios que pueden costearlo,
algunos no se acercan por desagrado al fuego, puede ser muy caliente, Renna
encabeza la marcha y se detiene frente al local de madera, donde las mesas
están al aire libre, Marcelo yace en una por un rincón oscuro bebiendo ron.
El humano es un sujeto barrigón, de unos 40
años, blanco, con un bigote negro peinado y rizado, ojos negros tras sus
pequeños y delgados lentes, cara un tanto rechoncha, cabello negro y cortado
muy corto. Viste un abrigo rojo sobre su camisa grisácea, un pantalón gris,
cinturón marrón rojizo alrededor de la cintura, aunque apenas es visible por la
barriga, botas marrones y un sombrero de copa corto color rojo como el abrigo,
parece ido del mundo, su mirada está perdida y sin constancia en nada, se da un
trago cuando clava la mirada en nosotros.
-vosotros….-dice completamente borracho, sus
dientes son de oro por completo, no sé si se los rompió o arranco a propósito
para usar esos.
-vinimos a traer vuestro pedido de alfarería,
dientes dorados-aviso, rata no puede dejar de mirar al tipo con algo de
desagrado, pero está fascinado con sus dientes.
-no me molestéis, estoy en un lugar feliz,
dad el pedido a mis trabajadores…-pide y apoya la cabeza en la mesa, mi hermana
pone mala cara y Cassio bufa.
-vamos o voy a romperle esa botella en la
cabeza-pide Renna rechinando los dientes, sé que sería capaz, entonces comparto
una mirada agitada con mi gemelo, la elfa se da vuelta y regresa con nosotros
siguiéndola.
-viejo de mierda, ni siquiera por respeto
puede recibirnos sobrio-recalca ella.
-dejadlo que sea feliz a su modo-sugiere
Cassio indiferente.
-espero que no beba mientras saca las
cuentas, serie terrible que nos jodiera así-comento viendo el cabello blanco de
rata.
-para el-incluye Renna.
Continuamos hacia el lugar, cuando llegamos
Cassio baja y dice:
-Marcelo dice que recibáis la mercancía.
-desmontadla-ordena uno de ellos, tres de los
tipos vienen y empiezan a hurgar en el equipaje de Bledy.
Rata
se da vuelta y mira mi espada, no deja de contemplarla por largo rato mientras
los trabajadores bajan los jarrones, con cuidado, Cassio se pone delante de su lagarto
cuando el último objeto es removido.
-el dinero-pide de brazos cruzados, Renna y
yo vigilamos que no ocurra ningún fraude viendo cuando empiezan a contar el
dinero junto a la carreta, sacamos nuestra propia cuenta de manera de saber si
se equivocan.
-son 300 monedas-afirma el tipo que cuenta,
es correcto, Renna asiente y Cassio recibe el dinero, se agarra de la silla de
Bledy y monta el dinero en el equipaje con muy buena amarra.
-aun nos debéis una botella de licor como
segundo pago-reclama mi hermana con voz algo severa.
El encargado asiente y ordena con un gesto
que saquen algo de la carreta, uno de sus trabajadores saca tres botellas
grandes y las coloca en el suelo frente a nosotros, rata por fin deja de mirar
la espada y se da vuelta para hojear los licores. Renna frunce un poco un lado
de sus labios con aire de estar tomando una decisión.
-la del medio, a los del siguiente pueblo les
encanta-escoge, los tipos asienten y Cassio toma el pago.
-fue un buen negocio-agradece y sube a su
bestia.
-antes de irnos… ¿habéis visto a Cecilio?-intervengo.
Ellos se miran mutuamente antes de responder.
-los inquisidores lo liberaron, debería estar
en su casa-contesta uno de ellos.
-gracias-finaliza Renna y corremos a toda
velocidad fuera del bazar.
-¿qué haremos ahora? Supongo que ir a ver
como esta Cecilio-dice Cassio sin voltear.
-por supuesto, deberíamos quedarnos esta
noche, tal vez mañana todo este calmado y nadie nos moleste-concluyo
aferrándome a rata, el niño se pega mas a mi mientras avanzamos a paso
apresurado.
-es una buena idea, los inquisidores pueden
estar vigilando aun, esperando encontrar a algún rebelde-concuerda nuestra
hermana.
-¿dormiréis donde Cecilio?-pregunta rata.
-no, dormiremos donde Cecilio-corrige Renna y
rata se sorprende-ahora sois un fugitivo, no podéis quedaros aquí, mañana si no
logramos sacar a vuestro padre os llevaremos a otro lugar en el que os podáis
quedar.
-¿en serio? ¿Hay algún lugar donde pueda
quedarme?-dice incrédulo.
Aprieto los labios. Cassio mira detenidamente
a rata.
-claro que lo hay, pero la verdad ningún
lugar es totalmente seguro para nosotros, sin embargo, la discreción es la
clave de nuestra supervivencia-responde ella.
-hablaremos de esto en la noche, es más
seguro discutirlo en casa de Cecilio-digo, rata asiente.
El niño parece ser más duro de lo que es
habitual en su edad, pero eso es motivo para alegrarse, en esta situación no
hay lugar para los blandos, ser azotado y humillado delante de medio pueblo
pudo causarle una marca más que las cicatrices a un nivel sicológico muy, muy
profundo. Seguimos corriendo en silencio acercándonos al destino, faltan pocas
horas para el anochecer, espero que la inquisición no nos moleste mas por hoy.
3-A
donde ir.
V
|
islumbramos la casa de Cecilio y él está en
la puerta, se ve sano y fuerte por fortuna, los inquisidores no tuvieron tiempo
de encerrarlo y/o, torturarlo de las maneras horribles que ellos saben hacer.
Renna sonríe abiertamente cuando Cecilio cruza la mirada con nosotros y nos
dedica una sonrisa satisfecha.
Al menos está a salvo y me mejor estado del
que esperaba, aceleramos el paso y nos detenemos en frente.
-¿no os pegaron la piel de nuevo por
casualidad verdad?-pregunta Cassio.
-no tuvieron tiempo de sacármela-explica
Cecilio con diversión.
Renna salta de Asra cuando la estaciona bien
y se limpia la ropa.
-sois un pendejo, sin rata estaríais muerto o
siendo torturado-lo regaña ella con el ceño fuertemente fruncido, Cecilio vira
los ojos.
Ayudo a rata para que baje y lo sigo de un
rápido salto.
-gracias niño os la debo-agradece a rata,
este asiente sonriendo.
-no hay de que, sin vosotros yo sería el que
hubiera muerto-responde, Cecilio nos da un gesto de que entremos, aceptamos la
oferta y cierro la puerta al ser el último en entrar.
Vamos al segundo piso donde la madera rechina
con más fuerza, las habitaciones están una junto a otra por lo tanto tenemos
una pequeña sala en la que sentarnos, sus muebles son tapizados con piel de
oso, alrededor de una mesilla enmaderada con la única iluminación, una lámpara
de aceite.
Rata se sienta junto a Renna con cuidado,
luego de tanto moverse las heridas deben doler, Cecilio toma asiento en frente.
-¿qué pretendéis hacer ahora?-quiere saber
con interés.
-primero buscaremos como sacar al padre de
rata y luego iremos a la academia-explica Cassio sentando junto a mí.
-¿seguros que queréis entrar a esa boca de
lobo?-pregunta preocupado.
-es el lugar donde se puede entrar a la orden
de Sol negro más rápido, si podemos ganarnos a los infiltrados, tendremos oportunidad
de entrar-argumenta mi hermana cruzándose de brazos.
Cecilio guarda silencio un momento.
-¿seguros que queréis hacer esto?-repite por
fin.
-luego de casi una década de vagar, tenemos
la oportunidad de ayudar a librar a Elion de esa gente, no vamos a dejarlo
pasar-intervengo reclinándome en el sofá.
El hombre suspira.
-si eso es lo que buscáis, no tengo nada que
pueda haceros cambiar de opinión, solo espero que como todos aquellos que
luchan en una causa justa, os vean librados de todo mal.
-gracias, no os preocupéis, no os involucraremos-promete
Renna-ya os has arriesgado mucho por nosotros.
-nos quedaremos un rato, mañana mismo
seguimos el camino a la academia, por lo que no se levantaran sospechas sobre
vos-tranquiliza Cassio.
Cecilio asiente con una vivida sonrisa antes
de levantarse.
-me pondré a buscar la cena, disfrutad su
estancia-pide y desaparece por las escaleras.
Nos hemos quedado en otras ocasiones en esta
casa, así que, sabemos que habitaciones nos tocan, en esta ocasión, rata se
quedara con Renna y Cassio conmigo, mientras Cecilio busca algo de comer,
aguardamos desde la ventana mirando a todos pasar, me doy vuelta y contemplo el
lugar, una cama doble, mesa de noche, un
mueble y algunos adornos en las paredes.
Veo a Renna venir de alguna parte, unos tipos
le bloquean el paso con sonrisas muy desagradables.
-oh Cassio mirad, Renna hizo nuevos
amigos-aviso, mi hermano voltea y ve hacia ellos.
-nuevos seguidores indeseados querréis
decir-corrige divertido.
-precisamente.
Los hombres le hablan a Renna y ella tiene
cara de que si no se van… van a sufrir, uno se acerca demasiado y mi hermana le
da una patada entre las piernas, tan rápido que nadie lo nota si no fuera por
el grito del tipo que cae chillando de dolor. Adoptamos un gesto de sufrimiento
ajeno.
-se lo merecía-declaro, Renna camina encima
del hombre hacia aquí ignorando a los demás tipos que están pasmados.
-¿porque algunos humanos serán tan
estúpidos?-se pregunta Cassio entretenido.
-creo que las hormonas en ellos son más
necias que en nosotros-propongo y hago un mohín-esa clase de falta de respeto
es la que logra que Renna espante a todos los pretendientes.
-triste
pero cierto-comenta Cassio.
Suspiro y veo que la noche llega y las luces
se empiezan a encender una a una, el pueblo queda iluminado por cientos de
luces naranjas, y el ajetreo nocturno comienza a sentirse.
-¡Cecilio trajo comida!-avisa Renna tras la
puerta.
-ya vamos-anuncio sin emoción.
-¿qué pensáis sobre ir a la academia? Por
curiosidad-dice Cassio.
-que es nuestra oportunidad, vale la pena
arriesgarnos a cambio de eso-expreso mientras salimos y bajamos las escaleras.
La mesa de Cecilio es algo pequeña, pero
logramos encajar perfectamente, rata lleva vendajes nuevos y parece muy animado.
-¿qué os dijeron vuestros amigos Renna? Parecían muy necios allá
afuera-pregunta mi hermano sonriendo y comiendo un bocado, Renna resopla.
-lo sabéis, algo así como esto: hola
preciosa, nos preguntábamos que hace un bombón tan lindo vagar sola, ¿os
gustaría acompañarnos? Seguro nos divertiremos en la cantina-explica haciendo
una imitación genial de la voz de un hombre, Cecilio suelta una carcajada y
rata esta perturbado-¡qué clase de bruto salvaje le dice eso a una dama!
¡Estaba claro lo que querían de mí! y no era divertirme.
-pues sí, decir eso cuando tenéis detrás una
pandilla de brutales hombres, no suena como algo que se deba hacer a una
dama-concuerdo mientras me doy un bocado.
-es solo un argumento para esconder su
verdadera intención, todos la conocemos-agrega rata con desagrado-aunque seamos
sinceros, no engañan a nadie. Hasta un niño como yo lo ve.
-claro, pero vos no sois uno normal, parecéis
más maduro que la mayoría-interviene Cecilio.
Rata asiente y con una sonrisa angelical
sigue comiendo.
-¿aun tenéis vuestra cravată
Cassius?-continua el hombre con interés, asiento y me pregunto que le importara
eso.
-obviamente, jamás me desharía de ella -respondo.
-sabes apreciar mucho su valor, lástima que
no puedas venderla.
-casi todo su valor para mí, es sentimental,
aunque su aplicación también cuenta.
Mi mente viaja hasta el día en que la vi por
primera vez, era un niño curioso caminando por la calza de un prado y que se
topo con una hermosa flor en el suelo, de colores cambiantes, como un arcoíris o
una aurora boreal hermosa contenida en un pequeño y hermoso paquete con forma
de flor.
-¿qué es esa rosa?-pregunta rata intrigado.
-la mayor obsesión de Cassius desde hace 7
años-aclara Renna sin darle importancia, mas importante es para ella la comida.
Cassio
y yo miramos con contrariedad a Renna, por hablar de ese modo tan insensible de
algo con tal importancia para mí.
-es una rosa muy extraña, una de
miles-abrevia Cecilio y rata lo hojea con atención-es capaz de dar anergia para
magia a su dueño, solo a su dueño, quien la tomo del suelo, algunos dicen que
es el más bello símbolo del amor, porque se alimenta de los sentimientos de su señor,
mientras él ame a alguien la flor vivirá y dicen que es imposible que puedan
matarla por medios normales, es por eso que pocos pueden tenerla.
Rata esta estupefacto, me encara.
-¿y vos amáis a alguien?-quiere saber,
endurezco la mandíbula, mis hermanos se ponen irremediablemente tensos.
-sí,
pero no quiero hablar de eso, fue hace mucho…-musito con la mirada vacía al
enfocar el candelabro con el que comemos en una tenue oscuridad. El niño curvea
los labios hacia abajo. Cecilio suspira y se levanta de la silla.
-Renna, avisadme en la mañana cuando se
vayan-pide y sale de la habitación llevando su plato vacío.
Ella asiente.
Tan pronto como terminamos, lavamos los
platos en el patio de Cecilio y vamos a nuestros cuartos. Miro por la ventana,
pensando en las palabras que un brujo me dijo una vez: las cravată son quisquillosas, porque muchos las codician pero pocos
aman. Cassio esta recostado en la cama sin hacer caso a nada mas, abajo ya
no hay un alma, a estas horas nadie asoma la cabeza en la calle.
Suspiro disfrutando el aire frio de la noche,
algunas veces me gustaría quedarme para siempre así, pero la vida no es tan
generosa, entonces una explosión a lo lejos nos aturde y saca del letargo, miro
en todas direcciones fuera para ver de dónde vino, Cassio me empuja a un lado
de la ventana y descubrimos que una enorme columna de humo sale de lo lejos, un
kilometro, tal vez dos.
Vemos cuando Renna, Cecilio y rata salen al
frente de la casa.
-¿qué lugar era ese?-pregunto exaltado.
Cecilio jadea con espanto, tanto él como
Renna encaran a rata que esta pálido, su piel azulada ahora es menos oscura.
-la cárcel de la inquisición-responde Cecilio
viendo la cara de horror en los ojos del niño.
-papa…-musita a penas, Cassio aprieta los
labios, eso significa… que ya no tendremos que preocuparnos más por ese pobre
tipo.
-dudo que alguien sobreviva a tal
explosión-comenta Renna con tono dolido-lo lamento rata.
Escuchamos los gritos y el escándalo causado
por la explosión, muchos residentes salen de sus casas a la calle solo para
contemplar el humo rojizo que cubre el cielo y repliega la oscuridad nocturna.
Que considero mejor que esto.
-vamos adentro, no tenemos nada que hacer
aquí-dice Cecilio y pone una mano en el hombro de rata-se fuerte, este no es el
fin.
Frunzo el ceño contemplado el fuego ardiente
que interrumpe la vista de las nubes.
-¿qué creéis que haya pasado?-pregunto a mi
gemelo.
-tal vez una turba enojada, dudo que esta
fuera la idea de los inquisidores-contesta sin emotividad.
-agradezcamos… que cuando menos, no tuvieron
la oportunidad de humillar mas al padre de rata.
Asiente una vez, todos entran y tratamos de
dormir a pesar del ruido que nos molesta, al paso de unas horas, todo se calma
nuevamente y los habitantes vuelven a sus casas.
Lentamente cierro los ojos con la esperanza
de que mañana sea mejor…
-¡despertad niño con complejo de
muñeca!-grita Renna a rata.
Hemos hecho de todo para despertarlo, pero
esta sordo, no se mueve ni un centímetro. Cecilio se cubre el rostro con
aburrimiento en la puerta, como si esto fuera el pan de cada día.
Cassio con los brazos cruzados tiene los ojos
en blanco, mi hermana sacude a rata en la cama, sin embargo no despierta, bufo
y con un gesto pido a Renna que se aparte.
-pasaremos el día aquí a este paso-digo y
tomo al niño aun hecho un muerto entre brazos.
-hasta que usasteis la cabeza-comenta
Cecilio-pensáis mucho para cosas importantes, pero para una cosa tan trivial
como esta, ni una neurona se os encendió.
-nunca nos hemos encargado de ninguna otra
persona que de nosotros mismos y los lagartos allá bajo-replica Renna con mala
cara.
Cecilio no le da importancia y sale, lo
seguimos, rata es muy liviano, pesa no más de treinta kilos o un poco más.
Salimos del edificio y los lagartos solo están parados mirando el cielo, aun
oscuro, decidimos salir temprano para evitar que la inquisición nos vean.
Son las 4 AM, se me ocurre una idea para
despertar al niño y no dudo en hacerlo.
-rata, Renna se esta vistiendo allá en
frente-susurro a su oído y de inmediato abre los ojos y mira, no me permito
reír pero si dedicarle una sonrisa traviesa. Rata se da vuelta con la boca
abierta y algo ruborizado-niño pervertido… agarraos-continua y me aferro de la
silla de Blendo antes de un impulso saltar a su alto lomo.
El tipo se acomoda en mi regazo, Cassio y
Renna suben a sus bestias y todos encaramos a Cecilio.
-¿estaréis bien?-pregunta mi hermana.
-claro, a diferencia de vosotros, por más que
odie las leyes trato de seguirlas… hasta que sea necesario-contesta sin preocupación-cuando
me necesitéis ya sabéis que estoy disponible.
-gracias, eres muy útil-alago.
-pero haceros un favor y conseguíos una
novia, os vais a quedar viejo, miraos, pronto os saldrán canas-se burla Cassio
señalando el cabello del hombre.
-lo sé, estoy trabajando en eso, tengo unos
treinta, pero unos bien cumplidos-dice arrugando la nariz.
-es lo que dicen todos, aunque vos decís la
verdad-expresa Renna.
-a que en pocos años tengo más hijos que vos-desafía
rata.
-¿para eso si os despertáis verdad? Ratita
azul, apostare que si pierdo me cortare el pelo hasta quedar calvo y desfilare
por la calle desnudo y cubierto de melaza y plumas-dice Cecilio cruzando los
brazos. Rata suelta una risita.
-yo me hare lo mismo, pero en vez de desnudo,
correré vestido como niña, salida de la obra lago de los cisnes-hago un mohín y mis hermanos se ríen en
silencio.
La imagen de ellos haciendo esas cosas es
bastante traumática, pero pagaría por verlo…
-trato hecho, en siete años veremos quién
tiene más hijos-dice Cecilio.
-tendré 19, os humillare-amenaza.
-vamos pronto amanecerá-dice mi hermana y
corremos lejos.
El viento da contra nuestros rostros mientras
nos alejamos, acobijo a rata con mi capa, él está muy expuesto al frio. Salimos
de Elios de dragón, al fin y corremos por el bosque.
-vamos donde la señorita Danira-pide Renna
corriendo a la cabeza.
-¿quién es esa?-pregunta rata.
-la baronesa Abagnale, trabajamos para ella hace tiempo-explica
mi gemelo.
-¿qué vamos a hacer en casa de una baronesa?
-esperad y veréis.
Seguimos a paso apresurado por el bosque,
para cuando el sol cobra poder nos hemos alejado mucho del pueblo, los senderos
están bañados de luz y vacios de viajeros, cabalgamos por la rivera de un rio
durante quizás un día, cristalino y hermoso rebosante de vida, a lo lejos en la
orilla de un risco divisamos un gran castillo, protegido por gruesos muros
altos, muchas torres, alzándose hacia el cielo por encima del bosque, su zona
más alta sin lugar a dudas es majestuosa, haciendo ver insignificantes a los
arboles que lo rodean. Nos detenemos viendo desde muy abajo entre la vegetación
la enorme estructura, rata esta estupefacto.
-¿ese es su castillo?-pregunta sin aliento.
-sí, ella evita ser muy llamativa, es una de
los pocos que mantuvieron su fortuna luego de que los humanos se apoderaran de
todo-digo admirando la edificación.
-vamos, Danira seguro se pregunta por qué no
la visitamos hace tanto-comenta Renna caminando hacia el risco.
Trepamos hasta alcanzar la ladera del risco,
subimos y vemos las murallas que protegen la zona que da cara al bosque, hay
varios guardias vigilando en las murallas y un par hablando junto a las puertas
blindadas.
-no se ven amigables-rompe el silencio rata.
-lo son con nosotros-contradice Cassio y
Bledy camina hasta dejar el bosque atrás y salir a la luz del sol, los guardias
cuando lo ven saludan entusiasmados dejando que rata quede atónito una vez más-
¡Avanzad!-continua y Bledy corre hacia la entrada con Cassio bien sujeto sobre
él, vamos tras el elfo y salimos de la maleza.
-saludos Crioss-nos saluda uno de los
soldados debe referirse a todos si nos llama por el apellido.
-igualmente caballeros, venimos a ver a la
baronesa Abagnale-explico de forma cortes-estábamos pasando y nos preguntábamos
si le gustaría acogernos un rato… ya que somos tan buenos amigos.
-seguramente, podéis pasar, ella disfruta
mucho de su compañía-dice el otro soldado encantado.
Rata intenta ver a través del casco metálico
de los tipos, apenas son visibles sus ojos, traen alabardas largas y sus trajes
metálicos parecen muy flexibles y cómodos.
-gracias, solo tengo un favor que pedirle, no
es gran cosa-expresa Renna, ellos asiente y hacen señas al guardia en la
muralla nuestra izquierda, este asiente y se va a algún lado.
La puerta metálica se abre de pronto.
-disfrutad vuestra estadía-pide el primer
soldado. Asentimos y entramos a la fortaleza.
Dentro se ve un enorme patio lleno de casas,
concurridas y animadas, con los muros como protección, corredores de una torre
a otra, arcos en estos para no estorbar a la población, es como un pueblo, uno
muy seguro.
-¿esta gente son elfos?-pregunta rata.
-en su mayoría son elfos de la luz, vinieron
de Airos, el reino vecino, pero también se ven humanos y de vez en cuando
alguno que otro elfo oscuro-señala Cassio mientras andamos hasta que cruzamos
el pueblo y llegamos a la entrada que nos lleva al corazón del castillo.
-bienvenidos seáis señores Crioss-nos saluda
el guardia de la entrada-me pidieron que os escolte al vestíbulo para
encontrarse con la señorita Abagnale.
-gracias, es muy agradable de su parte-dice
Renna, un par de soldados llegan, una mujer y un hombre.
-llevaremos a vuestros lagartos al establo,
cuidaremos de ellos-dice el hombre.
-los caballos de la baronesa viven como
reyes-agrega la mujer, nos miramos.
-bien, los buscaremos cuando
salgamos-responde mi hermana, entonces bajamos de las bestias, rata hace una
mueca de dolor cuando toca el suelo, su espalda aun le duele.
-venid conmigo-pide el guía, ingresamos a los
pasillos del castillo y los hermosos pisos de mármol son tan lustrosos que casi
puedo verme en ellos, llegamos al vestíbulo, donde vemos muchos muebles
coloridos, lámparas lujosas en el techo y múltiples columnas que lo sostienen esculpidas
con muchos mosaicos embellecedores- mi señora prefiere veros en su balcón
privado, es un lugar más apropiado para vosotros-incluye y nos dirige por las
escaleras angostas llenas de candelabros hasta el siguiente piso, de ahí hasta
una habitación llena de cuadros en las paredes, una mesa de madera delicada,
sillas a su alrededor y un balcón con una vista espectacular de las lejanías
visibles desde este acantilado, habiendo a lo lejos montañas y bosque.
-esperad aquí a la señorita, pero vos venís
conmigo-continua señalando a rata quien se pone rígido.
-¿para qué lo necesitáis?-pregunto incrédulo.
-no puede recibir a una baronesa pareciendo
un mendigo arrastrado-argumenta el soldado-lo vestiré de forma apropiada.
-tiene razón, que lo haga-dice Renna
contemplando el lugar sin hacer gran caso al tipo.
Comparto una mirada con Cassio quien se
encoje de hombros.
-acompañadme, señor….-pide el soldado pero se
corta.
-rata-aclara el chico, nuestro recibidor alza
una ceja, pero no se molesta en preguntar porque llamarlo así.
-bien, venid-ambos salen y el silencio
desciende sobre este lugar.
Cassio toma asiento en la mesa redonda donde
procede a relajarse, por mi parte salgo al balcón y la vista es asombrosa, veo
kilómetros de distancia, hasta un pueblo al pie de la cadena montañosa.
-no os recomiendo que miréis hacia abajo-dice
Renna.
Involuntariamente lo hago y bueno, el
escalofrió corre por mi espalda, estamos a kilómetros del suelo, como la borde
del abismo.
-os lo dije-recalca ella.
La puerta de la habitación se abre y rata
entra irreconocible, vestido con una bella chaqueta azul marino con adornos
dorados, sobre una camisa blanca con un lazo al cuello y pantalones del mismo
color que el chaleco, acompañados de zapatos negros. Renna no deja de mirarlo
en un minuto, nadie pronuncia palabra.
-decidme que no me veo estúpido-pide
entrando.
-para nada, parecéis un aristócrata, podrían
confundiros con el hijo de un conde o un barón-le avisa mi gemelo con
entusiasmo.
-ojala tengan más de esos trajes, me gustaría
usar uno-digo.
-es muy cómodo-agrega el niño con una sonrisa
alegre.
Renna se ríe y camina hacia él, se inclina y
dedica a arreglar bien su vestimenta, eso parece algo que le gustaría haber
podido hacer con Cassio o conmigo cuando éramos niños.
-seguro si os vestís bien, algún noble quiera
adoptaros, os veis genial-expresa ella arrancando una sonrisa más amplia a
rata. Se pone de pie y le peina con las manos el cabello, suelta su coleta y
los rulos blancos del chico caen sobre su rostro.
-creo que siempre quiso un hermanito-comento
a Cassio caminando hasta su lado.
-siempre lo sospeche-concuerda.
Renna peina a rata y lo deja muy pulido.
-por cierto, ¿cómo os llamáis de
verdad?-pregunta intrigada. Él lo medita antes de contestar.
-me llamo Rey.
Arrugo él entre cejo.
-vaya, que lindo nombre-comento. Rata o Rey o
lo que sea, sonríe con complacencia.
-mi madre siempre dijo que tenía el porte de un
noble.
-tenía razón-coincide Renna.
-¡ha pasado un buen rato mis amigos!-saluda
Danira que aparece sorpresiva en la puerta.
-¡baronesa! Os extrañe-dice Renna y va a
darse un abrazo con la tipa.
-claro, todos me aman, ¿verdad?-nos pregunta,
rata esta embobado con ella.
-sin duda, el que no lo haga es un
amargado-digo.
-todos los que he visto lo son-concuerda
Cassio.
Danira viste un bello vestido rojo con
listones dorados en la falda, sus ojos azul oscuro, rostro angelical, piel de
porcelana, ojos rasgados, nariz perfilada, ligeramente larga, cabellos dorados
recogidos por una tiara y delgado cuerpo la vuelven en una belleza, sus orejas
son como las de Renna, delgadas, relativamente pequeñas y trae una barbaridad
de joyas.
-¿que os trae por aquí? ¿Y quién es ese niño
tan adorable?-pregunta zafándose de Renna.
-él es… Rey, pero le dicen rata-digo y rata
está mirando fijamente a Danira.
-¿Rey qué?
-Rey Steklov -responde vacilante.
Ella asiente.
-sabéis que pueden quedarse todo lo que
quieran, mi castillo es vuestra casa.
-no será mucho tiempo, solo quería pedir
algo-dice mi hermana.
-no os molestéis, almorcemos primero y luego
podréis decirme lo que necesitáis de mi-pide.
-bueno, no tenemos problemas ¿verdad?-opina
Cassio mirándome y luego a Renna. Asiento.
-yo no tengo problema, no puedo rechazar
semejante invitación de la patrocinadora-acepta.
-perfecto, pediré que sirvan la comida, os
veré en la mesa-termina Danira y sale muy alegre.
-¿siempre es así?-musita rata.
-claro, hay días en los que, no sé cómo puede
ser tan feliz-comento.
Antes de darnos cuenta, estamos en una mesa
ridículamente grande, donde ocupamos una mínima parte, solo puedo lamer mis
labios cuando miro la comida servida… tan deliciosa.
Pato asado, ensalada, pescado, fruta,
postres… huele como un banquete en el cielo, asi debe sentirse ser un dios.
-no os pongan con idioteces, comed hasta que
no os quepa un bocado mas, no me importa si vomitan, eso también es bienvenido
y tiene remedio-dice Danira en tono alentador.
-una dama no vomita en el banquete de un
ajeno-replica Renna.
-vos sois una dama de vez en cuando, de resto
sabéis bien que sois una sanguinaria cobradora-contradice la baronesa tajante-
por ahora come.
-es verdad, nadie os dirá nada porque los
haríais mierda-señalo.
-muy cierto, la gente cuando ve que les
frunces el ceño se apartan rápido-interviene Cassio sirviéndose una cantidad
exorbitante de comida.
Renna se encoje de hombros y empieza a hacer
lo mismo, rata desde que llego apenas nos ha prestado más atención que a una
mosca, solo se enfoca en comer como si no hubiera mañana.
-¿qué es lo que me ibais a pedir?-pregunta
Danira.
-solo algo insignificante-empieza Renna tras
tragar un bocado de pato, me pregunto para qué tanto viaje hasta acá-¿podríais
acoger a rata?
Tanto, rata como yo nos atragantamos y
tosemos para evitar ahogarnos, Cassio queda en shock.
-¿qué?-digo alterado.
-que si puede acoger a rata-repite ella, rata
esta en shock, Danira esta pensándolo-sabéis que estamos muy ocupados para
atender a rata, no podemos quedárnoslo, pero tampoco dejarlo en la calle.
-eso es muy moralista Renna-señala
Danira-generoso de vuestra parte.
-rata como todos se merece un lugar donde
vivir, donde reciba todo lo que necesita, tenía entendido que siempre quisisteis
un hermanito, bueno traje un candidato.
Rata esta con la boca abierta, uno la mirada
con Cassio que parece igual de sorprendido. Es verdad, merece un buen sitio,
que nosotros no podemos darle en la situación que enfrentamos.
-yo no me opongo-dice mi gemelo, frunzo los
labios.
-ni yo-agrego.
-¡pero yo sí!-interviene rata levantándose.
Lo encaramos a la vez.
-dijisteis que no me ibais a dejar-reclama.
-no os vamos a dejar, solo necesitamos que os
cuiden, luego si queréis podéis venir con nosotros-propone Renna y suspira-si
os quedáis, creedme, la pasareis muy bien, mejor que con nosotros, aquí os
trataran como al oro.
-yo no tengo problema en quedármelo, es
cierto, siempre quise un hermanito, pues este es tal y como lo quería-combina
Danira sonriendo-claro que os trataremos como oro, y puedo llegar a quereros
como a un hermano de verdad.
Rata se encierra en sus pensamientos antes de
hablar.
-¿tendré habitación?-pregunta, Danira
asiente-¿comida?-asiente otra vez-ropa como esta-asiente de nuevo-¿un
caballo?-asiente-¿clases de esgrima?-Danira suspira y asiente otra vez-¿un
gatito?
-si rata, lo que pedís lo daré-dice Danira con
los ojos en blanco-si queréis os daré una colonia de gatos, un entrenador de
esgrima, un caballito, un unicornio, atragantarte hasta que no puedas mas y
todo eso.
El rostro de rata se ilumina dramáticamente.
-¡entonces sí! Pero no me vayáis a dejar
aquí, cuando podáis venid a verme-pide viéndonos.
-entendido, cuando tengamos la oportunidad
vendremos-anuncia Renna-aunque no estoy segura de cuando podamos hacerlo.
Terminamos de comer y veo junto con mi
hermano desde una ventana a rata dando vueltas en un campo de entrenamiento con
el caballo que le dio Danira, es blanco con manchas negras, rata corre a lo
loco por todas partes, nuestra hermana y la baronesa se ríen mientras parlotean
y ven al niño dar vueltas.
-su
vida acaba de dar un giro radical-dice Cassio.
-luego de ser una escoria social casi muerta,
terminar siendo el protegido de una baronesa, que genial.
Vaya, tiene muchas cosas… estamos en su
almacén de armas y miramos con intimidación la cantidad de armas que tienen en
exhibición en la pared, hachas, espadas, garrotes, lanzas, alabardas, entre
otras, armaduras adornando todo el recinto, la mayor panoplia que he visto
jamás además de las cabezas de trofeos de caza, chalecos aislantes e
impermeables que le dan un gran toque a la colección. Pasamos un rato de ocio
luego de vender toda la mercancía que traíamos de Elios de dragón, casi la
arrancan de nuestras manos.
-aun nos falta un largo camino, hay que salir
antes de la noche-dice Cassio.
Asiento y volvemos al campo donde rata corre
con su corcel todavía, nuestra hermana y la baronesa vienen antes de rata.
-debemos irnos, la siguiente posada está
lejos y la academia empezara a buscar aspirantes muy pronto-digo. Rata sonríe y
baja del caballo.
-gracias por todo, esto es lo mejor que me ha
pasado en la vida-expresa sonriente.
-de nada, fue divertido conoceros-responde
Renna, acaricio el cabello blanco del chico, que me parece tentador, es
tan…suave y sedoso que parece divertido revolverlo.
-vendremos cuando tengamos tiempo, luego de
ir a la academia y enlistarnos-anuncia Cassio-si todo sale bien.
-cuidare a rata, volved pronto-pide Danira,
asentimos.
De inmediato buscamos nuestros lagartos y
salimos corriendo mientras el crepúsculo gana fuerza, llevándose el día en un
instante.
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