viernes, 21 de septiembre de 2012

Sol negro- prologo y cap 1


Prologo: transgresión
T
omo café en total tranquilidad como siempre en mi silla, el lugar más apacible que allá conocido, junto a una fogata acogedora como ninguna, las ventanas yacen cerradas bajo las suaves y rojizas cortinas que siempre me han gustado. Una vida pacifica en un mundo que difícilmente lo es. Vivo en mi taberna en la región de Arbores, uno de los pueblos  en los que casi no quedan elfos, la mayoría no soportan tener que subordinarse a los humanos y prefieren ir al bosque o al subterráneo donde están relativamente lejos… pero a veces ni ahí lo están, solo veo unos pocos entre la densa multitud de este pueblo diariamente, ¿pero qué se puede pedir cuando el gobierno es tan estricto para mantener definido quien es el jefe?, la mayoría no puede ni cuestionar las leyes sin sufrir un severo castigo o la muerte. Si no van a los bosques; simplemente se mudan a otro lugar pero casi todos son iguales a este, en la mayoría de casos, habitan en las ciudades subterráneas, mientras nosotros estamos en las campiñas verdes de la superficie. Y hasta la vida para los humanos tampoco es perfecta, los impuestos por mercancías nos dificultan la vida a los comerciantes establecidos, los salarios son justo para lo básico, nadie al menos casi nadie puede llegar a amasar la gran cosa en dinero con estos ambientes tan rígidos.
 Mi taberna es un lugar donde muchos pueden escapar de las tensiones de la vida diaria con buenas bebidas, algunos juegos y una buena cháchara para terminar el día. También es una excelente posada para los viajeros, no es la maravilla pero es cómoda y cálida, compuesta por piedra y madera como el resto de los edificios en los al rededores, suelo tener muchas visitas del exterior debido a que está situada en las afueras del pueblo.
La gente como siempre a estas horas de la temprana noche esta en el área común donde gozan de conversaciones, alcohol y de mas, estoy ajeno a eso en mi habitación acogedora junto al fuego, pero… irrumpen en mi puerta de pronto.
-Erik hay unos sujetos afuera que tienen problemas con un cliente-dice el tipo, es el cantinero y si él lo dice debe ser malo.
No pierdo un segundo, me levanto y corro a toda velocidad al área donde atienden a los clientes, cuando bajo las escaleras descubro la gran sala repleta de mesas y la cantina con bebidas, así pues como a los que habitan el sitio.
Todos tienen la atención enfocada hacia una de las mesillas en el centro, dos tipos yacen encapuchados junto a ella y mirando al par de clientes sentados en la misma. Los cobradores se cubren con largas túnicas negras, hombreras bien sujetas a estas y sus rostros no quedan visibles.
-os hemos dicho que nos paguéis-indica uno.
Uno de los que están sentados los mira con desaprobación, y el otro sonríe confiado. El primero es de tez negra, facciones gruesas, muy fornido y viste ropa para trabajar en el campo, cabello oscuro y corto, el otro es más claro de piel, contextura más fina que el anterior hasta el rostro, largos cabellos ondulados y viste como el otro tipo.
-no me da la gana de pagaros-responde el negro
-¿y qué haréis?-agrega el otro.
Tengo un mal presentimiento, no es bueno provocar a tipos de esa pinta, me empiezo a poner nervioso.
-una última advertencia-dice el segundo sujeto de túnica.
-¿qué haréis chiquillo?-dice el negro y se pone de pie frente al primer cobrador de forma intimidante por su altura, con velocidad casi imperceptible el sujeto de la túnica abre su vestidura y deja ver lo que trae, usa armadura de placas, una en la parte superior del pecho, otras de braceras, en los muslos, las piernas y unas botas de placas flexibles, debajo de ellas viste una malla metálica, la del torso es tan larga en su parte inferior que la malla sobrante baja hasta las rodillas protegiendo esa zona, tiene una espada sujeta a su cintura por una correa de piel marrón.
El chico desenfunda el arma y atraviesa sin más al campesino osado de tal modo que la punta de la espada se puede apreciar en su espalda, todos se exaltan, el tipo con la espada en su pecho esta en shock mientras la sangre brota de su herida mortal, los presentes están demasiado pasmados para hacer nada.
-que patético, esperaba más-dice el que utiliza la espada, entonces se separa y extrae el arma permitiendo al hombre caer al suelo y desangrarse.      
En la mesa junto al hombre restante yace una bolsa de dinero rebosando, el en su estado de pánico agarra el botín y trata de huir pero una flecha atraviesa su talón, frustrando el escape y dejando a todos perplejos una vez más. El sujeto cae con un bramido de dolor.
-genial-comenta el de la túnica restante, ambos se bajan la capucha y la taberna entera se estremece por el impacto de la sorpresa.
Son…. ¡elfos oscuros! blancos como un fantasma, sus cabellos negros que caen sobre sus rostros los cuales son muy finos y hermosos en los términos femeninos de belleza masculina, ojos azules como joyas, labios carnosos y sus orejas alargadas y delicadamente finas que los caracterizan. Se diferencia porque el que yace ocioso mirando al hombre con el talón atravesado, lleva fleco a la derecha y el que posee el arma ensangrentada lo lleva a la izquierda, no esperaba ver gemelos elfos y menos oscuros por aquí.
El del fleco a la derecha avanza y aplasta la mano con la bolsa de dinero, el hombre grita de modo horrible, otra flecha vuela de la nada y le atraviesa el cráneo silenciándolo. El elfo con la espada avanza y le quita la bolsa al muerto, el otro ríe un poco entre dientes con ademan complacido.
-que fácil-dice alguien, todos miramos hacia el origen de la voz femenina, encontramos algo inesperado, en el local hay una puerta trasera y la chica sale del pasillo que nos lleva a él.
La tipa es algo más baja que los elfos oscuros, viste similar a ellos, túnica negra con armadura de placas y malla debajo, solo que la armadura del pecho está adaptada para su silueta femenina, el hermoso cabello de la chica rebosa por la capucha, en su cinturón de cuero lleva una daga y tres bolsillos, porta un arco largo y carcaj para las flechas en su espalda, parece que la capa tiene agujeros para que las tiras de cuero puedan pasar y cruzarse en medio de su torso y así sostener el carcaj. Los elfos sonríen ampliamente, la mujer se baja la capucha ¡y también es un elfo! Comparte las características de los otros dos, blanca, cabello negro y ondulado muy largo, ojos rojos, cara fina, labios carnosos, una atractiva silueta visible bajo toda esa armadura y las orejas largas y algo más finas que las de los otros dos, deben estar emparentados.   
-tengan presente que si hacéis negocios con nosotros y no pagáis lo pagareis con el dinero y vuestras vidas si hace falta-nos anuncia la elfa oscura.
La gente en la taberna no puede mover un musculo siquiera, el ruido de tropas caminando en formación contamina nuestros oídos, vienen hacia acá y no parecen dispuestos a detenerse, los elfos se ponen en guardia, el sujeto muerto que solía tener piel oscura trae una gran espada filosa enfundada en su espalda, el elfo de fleco derecho se mueve a su lado con apuro y agarra el arma.
-creo que esto es nuestro-dice.
-ya vienen-incluye el de fleco izquierdo.
-¡vámonos ya!-grita la chica, ellos asienten y corren hacia la puerta de atrás, momentos después un grupo de soldados irrumpen en la taberna.
¡Pero qué mierda fue eso! Hace años que no veo elfos oscuros pasar por aquí.  Además… los elfos oscuros normales, tienen la piel azulada pero ellos la tienen blanca, es extraño, pero no puedo ignorar lo difícil que debe ser su vida en estos momentos. Cuando la gran mayoría de los elfos vive apiñado en las ciudades subterráneas que quedan aun en Elion, por las dificultades e incomodidades que acarrean la vida por estos lares.  
1-Los elfos de la oscuridad.
C
orremos con nuestras vidas en juego, sin dar pausa, ¿acaso cobrar una compra es un crimen? Parece que si, según los criterios de estos humanos, de acuerdo, fue algo extremo lo que hicimos, pero si no nos pagaba era lo mismo que robarnos, y no tenía razones que lo justificaran, con seis bocas que alimentar no podemos dejarnos salir por ahí a regalar armas que tanto nos costó encontrar.
En la parte trasera de la taberna hay una enorme cosecha con quizás un kilometro de extensión, cubierto de trigo, nos fundimos con este y aceleramos el paso. Puedo oír a los soldados moverse, no nos atraparan vivos, jamás, ese es nuestro lema, luchar por nuestros derechos hasta la muerte, voy en la retaguardia con mis hermanos al frente.
-¿Cassius creéis que nos alcancen?-me pregunta mi hermano gemelo masa delante con voz algo fatigada.
Vuelvo la mirada hacia atrás y veo unas lejanas luces ardientes, no se rinden
-no, pero están muy cerca, a este paso saldremos antes que nos alcancen-respondo y vuelvo a mirar al frente.
 La diferencia entre él y yo es solo una, que yo uso mi fleco hacia la derecha y el a la izquierda, a pesar de nuestra piel blanca, somos maestros del sigilo, casi como ninjas, nuestra ropa negra es un excelente camuflaje para las persecuciones como esta, que surgen de vez en cuando.
-Cassio creo que no debimos dejar a nuestros lagartos tan lejos-comento a mi hermano.
-es tarde para pensar en eso, subíos las capuchas-ordena Renna nuestra hermana mayor, cubre su cabeza con la capucha y nosotros la imitamos sin replicar.
Hay una colina más adelante, subimos a ella y nos escondemos en el bosque frondoso. Volvemos donde dejamos nuestros lagartos esperándonos, ellos están junto a una roca, son altos con patas traseras aerodinámicas y fuertes, colas largas, brazos delanteros con garras como ganchos afilados, cabezas delgadas pero finas acompañadas de dientes aserrados, uno de los rasgos más atemorizantes de los lagartos subterráneos. Llevan en sus lomos todo lo que tenemos, un gran equipaje apiñado y atado a ellos con todo tipo de objetos. Armas, ropa, joyas, comida y artículos para acampar ya que lo hacemos a menudo. Tienen sillas sujetas firmemente tras su cuello. A diferencia de otros monstruos de carga ellos miden den casi el doble que nosotros.
-¡rápido!-exclama Renna cuando nuestros lagartos nos ven y corren hacia nosotros, mi hermana salta y se sujeta de la bestia, de un impulso cae sentada sobre la silla.
Cassio y yo seguimos su ejemplo, una vez sobre nuestras monturas, corremos sobre ellos lejos del peligro. Meto el arma que recupere en el equipaje y cabalgamos a algún lado.
-¿dónde iremos?-pregunto inquieto.
-no hay tiempo para ir a alguna posada, pero vi un lago más adelante-empieza Renna sin quitar la mirada de camino-podemos dormir ahí  y luego partir al pueblo de Elios de dragón, que no está muy lejos.
-claro, aun tenemos un asunto ahí-dice Cassio algo enojado
Un maldito vendedor estafador, nos vendió un hacha, pensábamos revenderla por algo más de dinero en el bazar llameante un gran mercado. Solo hay un problemita, la puta hacha tiene el mango defectuoso, tanto que se le cae la cabeza, no podemos vender eso, ni locos, destrozaría nuestra reputación de comerciantes nobles y honestos. La compramos por 200 monedas de oro, es lo mismo que nos cuesta todo un mercado de comida para una semana dejándonos saciados. O tal vez unas confortables noches en posadas decentes, comerciar es nuestra forma de vida. Solíamos cazar pero aun así, debemos tener productos que nos permitan cocinar algo delicioso.
Estamos desesperados por conseguirnos una vida estable, en un lugar permanente, solo que eso ocurrirá algún día, no muy pronto pero pasara, solo que ahora tenemos a un país repleto de agitadores contra el régimen de los Celestes; así se hacen llamar los humanos que nos dominan en su régimen de mierda, nosotros somos agitadores también, queremos ver derrocado al gobierno. Y estamos por unirnos a la revolución. Nuestro país: Elion está al borde de la guerra, pronto dará comienzo y queremos ser parte de ella, así sacaremos buen provecho…. Estamos cansados de sus abusos contra nosotros, porque lo han hecho desde que éramos niños. Hace 7 años…. que viajamos a nuestra suerte, desde que nuestra aldea fue arrasada, obligándonos a ver cómo era consumida por las llamas hasta volverse solo un recuerdo, perdimos todo lo que teníamos y conocíamos ese día, fuimos unos de los pocos sobrevivientes. Quedábamos nosotros a duras penas… desde ese día los elfos juramos venganza, que en algún momento pagarían por eso. Fue el instante en que el reino se partió a la mitad y la pesadilla de Elion inicio, el momento en que el régimen de los Celestes tomo el poder, dejando un lado de Elion sometido a su mandato y la otra mitad gobernada por nobles poderosos que gracias a su tenacidad no fueron doblegados. Actualmente Cassio y yo tenemos 17 años y Renna 18, aun somos nómadas.
Solíamos cazar de niños, muchas veces llevamos comida a la mesa obligados por nuestro padre, pero estos años nos han vuelto aun más diestros y duros de lo que éramos.
Mi lagarto es negro, con un cuerpo musculoso, ojos rojos y escamas protectoras, su nombre es Blendo, lo he tenido desde que éramos niños. El de Cassio es Bledy, del mismo color, no sabríamos diferenciarlos de no ser por sus colores de ojos, los de Bledy son verdes, a diferencia de Blendo. El de Renna es Asra, es hembra, color un poco más oscuro que el de la hierba, y le llaman Asra por asta, ya que tiene un cuernito poco antes de su nariz.
-¿qué hora es?-pregunta Renna
-cerca de medianoche, ¿cuánto falta?-responde Cassio.
-un poco más adelante-dice Renna y alza la vista-llegamos.
Al fin, la salir del espeso bosque descubrimos una ciénaga, con un hermoso color a la luz de la luna llena, ojala no encontremos hombres lobo. La verde vegetación que la rodea es ideal para dormir, los arboles respetan algunos metros del espacio del lago, cosa que es muy conveniente. Nos movemos con más calma y nos detenemos a la orilla del agua, las luciérnagas dan la bienvenida bailando de un lado al otro. Bajamos de las bestias y miramos el paisaje.
-será cómodo dormir aquí-comento aspirando el olor a flores y humedad.
Cassio desmonta lo necesario para hacer la cena, y yo las bolsas de dormir, Renna enciende el fuego y trae un par de troncos para sentarnos, los encontró a pocos metros de aquí, por lo que no fue esfuerzo, la fogata es reconfortante mientras arreglo las bolsas de dormir en torno al fuego, los lagartos toman asiento tan cerca como pueden. Renna cocina pescado como brocheta. Debido a la hora no podemos hacer algo mejor, Cassio saca su espada y limpia la sangre con un pañuelo.
La hoja posee bellos dibujos elficos desde la empuñadura hasta la punta, cumplí mi tarea por lo que disfruto del sitio. Huelo flores, me pongo de pie llamando la atención de mis hermanos.    
-¿pasa algo?-dice Renna aun mirando el pescado
-no, voy a mirar el lugar-anuncio y miro a Cassio, el ya termino con su espada-¿venís?
Guarda su arma y se levanta. Buscando donde sentarnos nos topamos con flores cerca del lago. Encontramos algunas al comienzo de la vegetación de la bosque, me inclino y tomo una, una anemona, hermosa con pétalos purpura claro.
-linda-comenta Cassio en tono de admiración
-lo sé- digo y aspiro el dulce aroma de la flor
Él se sienta a mi lado y mira las plantas con vehemencia. La noche esta algo pacifica, solo se escuchan a los grillos y a algunos pájaros cantar.
-¿qué pensáis sobre esto? Sobre la opresión, sobre la miseria de la superficie y que toda esta mierda sea culpa de los Celestes-pregunto.
-que… tiene que acabar, tarde o temprano, sabéis que no somos los únicos hartos de esto, han convertido nuestro reino en una mierda. Han roto todas las reglas del gobierno eliones una por una-responde algo indignado.
-sí, cada una, comenzando por castigar por razones estúpidas, limitar nuestros derechos, los impuestos de compra y venta, parece que lo que buscan es que, los elfos les teman, pierdan su orgullo para ser sus esclavos-expreso-aunque ya no seamos la mayoría en la población.
En la época anterior a esta, los elfos oscuros aplicaran siempre castigos brutales a los criminales, lo hacían para mantener el orden y funcionaba perfectamente, nadie se atrevía a cometer actos viles por miedo a los prefectos. Pero los Celestes no lo hacen para mantener la seguridad, su idea es que les temamos y nos postremos ante ellos, así que buscan incluso razones inventadas para castigar. Cassio asiente y mira al cielo. No seremos sus esclavos, nadie en este reino esta acostumbrado a ser esclavizado, cuando durante siglos fuimos nosotros los que tuvimos a nuestros rivales sirviéndonos y temiéndonos luego de atreverse a transgredirnos. Dominamos durante siglos esta tierra y lo volveremos a hacer.
-pero eso solo ha avivado las ganas de venganza, gente como nosotros, que perdió todo, no están dispuestos a ver cómo nos abofetean y escupen, como si fuéramos escoria, este es nuestro hogar y ellos lo invadieron, además, ni siquiera han respetado una pisca de nada, profanando los templos, el subterráneo o las relaciones con los seres bosques…- el olor de las flores me tranquiliza antes de que yo agregue:
-no solo los elfos, muchos de los seres feéricos están pasándola mal, el bosque desaparece rápidamente, a los Celestes no les importa los que vivan ahí, después de todo solo somos una colonia…. Y quizás este lugar desaparezca pronto del mismo modo que el resto -soné melancólico, la idea de que destruya este lugar es indignante.
Él toma una flor y la huele antes de que volvamos con los demás, Renna acaricia a Asra en la cabeza, Blendo y Bledy duermen y la comida esta lista sobre un pañuelo en la grama, Cassio y yo nos sentamos en un tronco, tomamos la comida y saboreamos el pescado frito.
-¿no vais a comer Renna?-pregunto.
-ya comí, me daré un baño-anuncia y se va.
 Engullimos el pescado y nos metemos en nuestras bolsas de dormir, siempre nos dormimos tan cerca los tres y de nuestros lagartos como podemos.
Es cosa de necesitar sentirnos seguros, así podemos estar convencidos de que estamos juntos aun. Pues nuestro peor miedo es que alguno desaparezca, ya hemos perdido mucho, no queremos perder a ninguno mas. A pesar de que Renna aun no ha vuelto el sueño nos asedia.
-donde esta…-susurro débilmente
-dejémosla estar, sabe cuidarse sola, dormid Cassius-asegura Cassio cerrando los ojos.
Sigo su ejemplo y duermo.
A la mañana siguiente los primeros rayos de sol me despiertan y aun encuentro a Cassio dormir, pero no por mucho tiempo, el también despierta por el sol matutino, Renna ya no está, su bolsa de dormir esta corrida, ¿es que nunca puede avisar? Es al menos la quinta vez que nos abandona así esta semana.
-¿no está, verdad?-pregunta el al notar mi fastidio por lo monótono de esta rutina.
-no, ya la conocéis, un momento esta y al otro se evapora en el aire-respondo al levantarme y descubrir a los tres lagarto aun dormidos. Además para mi alegría encuentro una montañita de vallas de mil colores.
-perfecto, se molesto en traernos el desayuno-comenta Cassio al levantarse igualmente.
Salimos de las bolsas y nos sentamos alrededor de las vallas, no dudamos y comenzamos a comer de una en una, pero muy rápido. Podrían ser un veneno mortal, pero no nos preocupa, Renna es especialista en eso, conoce estas cosas como la palma de su mano, ella suele guardar las toxicas para hacer veneno y otras cosas, ya sea para vender, matar u otros usos como curar, hacer bombas de humo o causar alucinaciones.
-¿dónde estará?-pregunto aun comiendo
-seguro bañándose, y algunos pervertidos de por aquí espiándola, ya los conoces.
-sí, esos corren el riesgo de que ella los despedace si los descubre, solo por querer verla desnuda o cerca de eso.
-no sabemos qué es eso, nosotros no sentimos necesidad de cometer incesto con nuestra hermana.
Pongo cara de asco a la idea, Renna esta malvadamente buena pero a mí no me crea ni un mal pensamiento, siendo su hermano no, pero sé muy bien que a los demás si se los causa, y muchos…. solo que ellos se acercan de la manera equivocada, si no saben cómo tratarla… solo consiguen una patada de su parte.
-¿hablabais de mi?-escuchamos y nos volteamos al instante, Renna estaba mirándonos, trae su espada corta en una mano, soltando sangre de ella, y una bolsa en la otra.
-algo así-empiezo y miro el arma en su mano-¿paso algo interesante?
-fui por comida, pero solo encontré a un hombre que se creyó más peligroso que yo y me ataco-contesta ella y levanta la bolsa-traía esto, tiene oro- lo lanza junto a nosotros.
-que estúpido, bueno, al menos tenemos algo, el oro no es dañino -dice Cassio sonriendo y tomando la bolsa.
-exacto, será muy bueno para conseguir información, nada es mejor para eso que un exquisito y delicioso soborno-digo.
Renna se estira y guarda su espada corta, Asra despertó y se pone de pie, sin notarlo ya nos acabamos las vallas, Cassio suelta un bufido de exasperación por ello y yo frunzo el ceño.
-aun tengo hambre-comenta Cassio
-yo también.
Renna dobla el gesto
-¿entonces qué mierda esperáis? Levantaos y vamos a Elios de dragón, hay conseguiremos mas comida y cobraremos al truhan-expresa ella y nosotros sin replicar nos levantamos rápido.
No hacen falta más palabras para que empecemos a recoger las cosas, su forma de hablar es el mejor estimulo para trabajar rápido, así pues, cuando empacamos todo rápidamente subimos a bordo de nuestras bestias y corremos rumbo al pueblo.
Nuestra hermana es nacida para ser líder, ella nos ha ayudado a mantenernos firmes, siempre ha sido fuerte ante todo, es casi nula la posibilidad de que vacile, infunde miedo y obediencia entre los demás, hombres y mujeres, siempre he admirado eso, esa forma tan segura con la que habla es una de las razones por las que siempre la obedecemos y seguimos donde vaya. El viento da contra mi rostro mientras surcamos el bosque hacia la población.
Incontables horas después finalmente esta se asoma, está cercada del bosque por una muralla de madera de unos cinco metros de alto, casi no se ven los edificios que resguarda, el portón de madera siempre está abierto, bajamos la velocidad al cruzarlo debido a la concurrencia, toda clase de gente pasa por las calles, los edificios son de piedra, la mayoría de unos 6 metros de alto y tres pisos, cuatro como máximo, en la planta baja normalmente hay ventas de comida, y toda clase de negocios, muchos son solo casas y algunos hoteles.
Estas calles son un fastidio cuando vas montado en algo grande, algunas son más anchas como para ser cómodo, pero otras no mucho.
   El ruido es ensordecedor, todos hablando y caminando a la vez, subo la mirada a los techos de madera y piedra, luego las ventanas en cada piso y no puedo esperar para ver al anormal que nos estafo. Lo que más desprecio sobre este mundo es eso, un estafador, que se aproveche de los que no tienen mucho, no hablo de nosotros, vivimos moviéndonos, pero vivimos bien sin embargo. Todas las calles llevan a la plaza central, finalmente llegamos, la plaza es definible gracias a la plataforma que la separa del resto, unos mosaicos de dragones con alas angelicales lo adornan bajo el sol deslumbrante, incomodo para la mayoría de los elfos oscuros, en el centro hay otra plataforma, pero esta, está hecha para la ejecución pública, hay orcas y astas contra las que amarrar a los prisioneros para azotarlos, la visión de eso solo sirve para enojarnos de manera terrible.
Veo el negocio del sujeto y creo que me empezare a comportar algo violento, el negocio está en el primer piso de un edificio no muy distinto al resto, de cara a la plaza, sin hablar estacionamos a Blendo, Bledy y Asra en fila frente al local. De un salto llegamos al suelo uno a uno.
-mejor id vosotros, yo podría ponerme muy irritable-propone Renna acariciando a Asra. Cassio y yo compartimos una mirada rápida.
-claro-acepto.
-nosotros le daremos el susto de su vida-agrega Cassio, él va a Bledy y extrae del equipaje el hacha, es aparentemente normal. Renna sonríe malvadamente y asiente.
-vamos, es hora de darle lo que merece-anuncio y sujeta el hacha con ambas manos para mantenerla levantada.
-por supuesto-acepta Cassio sonriendo.
-sabéis cómo es: o nos paga o nos paga-nos recuerda Renna-de uno u otro modo saldremos de aquí con el dinero.
-lo sabemos-le aseguro y tomo la iniciativa dirigiéndome a la entrada del local, Cassio me sigue muy apegado.
La edificación es de madera con un porche pequeño y dos escalones en la entrada, solo preste atención a la madera crujir bajo nuestros pies al acercarnos a la puerta, sin agresión primeramente con una suave patada hago ceder la entrada y enseguida diviso al despreciable estafador. Todo es una sala limpia libre de cualquier mueble hasta el mostrador de igual material al resto del sitio, tras este se encuentra el vendedor mirándonos pasmado y a su vez detrás de, él hay una gran colección de estanterías repletas de mercancía, como armas, objetos hogareños, extrañas sustancias clasificadas en frascos, sacos de cosas que ni sé que es entre otras.  
El tipo empalidece al vernos.
-hola, ¿nos recordáis verdad?-empiezo amigablemente de forma claramente fingida- los idiotas a los que les vendisteis una hacha defectuosa.
El vendedor no dice nada y Cassio sonríe.
-sí que es defectuosa, tiene tendencia a perder la cabeza-comenta y entonces nuestro semblante se vuelve muy serio.
-bien, ahora, los tres sabemos que nos vendiste una porquería, venimos a recuperar el dinero y devolveros vuestra mierda-expongo mientras avanzo hacia él, mi hermano se queda en la puerta mirando.
-no, no puedo devolverlo, vosotros debéis conocer la política de no devoluciones-se defiende el vendedor algo asustado, pongo cara de matón y arremeto un puñetazo al mostrador estremeciéndolo hasta los huesos.
-claro que la conocemos-digo matándolo con la mirada.
-pero me temo que nosotros no jugamos a favor de esa política-completa Cassio frunciendo el ceño- así que pagad de una vez o sufriréis.
El hombre trata de retroceder pero antes de ello yo saco mi espada y lo amenazo apuntando directo a la base de su garganta de modo que queda inmóvil.
-no hemos terminado-le recuerdo en tono lúgubre-vais a pagarnos o haréis  como vuestra hacha de juguete, no os gustara seguir su ejemplo- los ojos del vendedor son la definición misma de miedo, volteo a Cassio- mostradle como hará su cabeza si no paga.
Cassio obedece y pone el hacha de forma horizontal, cuando eso pasa la cabeza del arma cae como plomo ruidosamente, aunque por el rostro traumado del vendedor que no se inmuto ante ello cualquiera creería que el sonido de la caída pasó por oídos sordos. Pero finalmente, el vendedor junta las manos en un ruego patético por piedad.
-¡lo lamento de verdad! No me lastiméis por favor, os pagare pero no me matéis-casi llora, Cassio alza una ceja mientras yo me limito a deleitarme por la suplica humillada de este hombre.
-bien, queremos el rembolso, dadnos 220 monedas como compensación o vuestra cabeza rodara-exige mi hermano con complacencia en su voz. Bajo el arma cautelosamente.
-sí, sí con gusto-dice sumisamente, busca algo bajo el mostrador, al volver a encararme me muestra una bolsa de un tamaño aceptable.
Le arrebato el saco de las manos y solo por  prevención miro dentro, veo muchas monedas, hojeo al tipo. Le sonrió normalmente.
-excelente, si falta una moneda vendremos otra vez-expreso
El tipo retrocede un poco aun con miedo, pero antes de que nosotros nos burlemos se escucha un grito agónico filtrarse por las paredes del lugar. Suena como a ejecución pública, rápidamente junto la mirada con Cassio quien está igualmente alterado, el tira el mango del hacha automáticamente.
-¡vamos!-anuncia, asiento y corremos fuera del recinto solo para descubrir una gran aglomeración de gente reunida en torno a la plataforma de castigo, Renna yace junto a nuestros lagartos contemplando el horrible panorama.    
Subimos la mirada y vemos lo que pasa, ahí tres sujetos siendo castigados, la mujer que está atada a uno de los postes de azotar, apenas respira debido a los latigazos en su espalda, es una elfa oscura, cabello blanco y piel azulada, no es posible ver sus ojos bajo tanto pelo. Junto a ella se encuentra a un elfo del mismo tipo en condiciones casi tan decadentes como ella, es bien fornido de ojos rojos, cabellera blanca y corta, jadea repleto de marcas sangrantes por doquier, y entonces cuando miramos al tercero, siento como si mi corazón me hubiera saltado a la garganta.  
¡Es solo un niño! De unos 12 años, lleva las características de los otros dos, de seguro es su hijo, el chico es de contextura delgada y ágil, con pelo blanco cayendo en mechones por su rostro fino, pómulos altos, labios no muy gruesos, ojos estrechos de color rojo carmesí, cejas algo espesas pero no mucho, el niño tan pronto lo vemos recibe dos latigazos terribles que lo hacen soltar un grito de dolor, eso ya es demasiado, la furia me consume contra el que ordeno esto, pero más que todo contra ese verdugo desgraciado que debe medir más de metro 80, cubre su rostro con una máscara negra y de resto solo lo envuelve un pantalón de cuero.
-¡dejad a mi hijo maldito!-exige la elfa forzándose al máximo, el otro elfo está demasiado dolorido para hablar, el verdugo la mira y arremete con su látigo a la tipa que ya está muriendo desangrada, el niño tiembla por el dolor, muy publico gracias a sus ojos.
Renna va a explotar, lo sé, Cassio está preocupado por eso, aunque lo que veo es insoportable temo por lo que pueda pasar si ella interviene. La indignación aflora en el rostro de mi hermana volviéndose furia ciega, la elfa azotada deja de respirar entonces, desde aquí veo como su pecho se detiene anunciando que se fue…
-¡mama!-exclama el niño aguantando las ganas de llorar, el elfo junto a él, le dedica una mirada de dolor al cuerpo de la difunta.
El verdugo deja a la difunta y se dirige al niño, ¿qué hacer? ¡¿Que se supone que debería hacer?! Si vamos podríamos meternos en graves problemas, pero si no, el niño y el que creo es su padre tendrán una muerte horrible, no puedo creer que nadie en esta maldita ciudad tenga el valor de hacer algo.
-¡dejad a ese niño!-grita Renna haciendo que la atención de todos en un radio de quinientos metros se dirija a nosotros.
El castigador mira al niño un momento.
-como queráis-dice y suelta al chico, Renna corre hacia él, ese engendro tira al niño por la plataforma y mi hermana por milagro llega justo a tiempo para atraparlo.
El elfo entre los brazos de Renna se aferra a ella, quien le dedica pequeños dardos de odio lanzados por los ojos al verdugo.
-¡espero que todos ya sepáis el precio de la rebeldía! Los que se atrevan a desafiarnos sufrirán destinos peores que este-declara el, entonces encara al tipo en agonía que queda en la plataforma-este elfo oscuro será ejecutado mañana al amanecer.
La masa de gente empieza a compartir murmullos entre sí, mierda… Cassio traga con fuerza cuando algunos de ellos empiezan a clamar por sangre y ansían la ejecución, Renna gruñe y sin soltar al niño camina de vuelta a nosotros.

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