sábado, 22 de septiembre de 2012

Sol negro-Cap 2 y Cap3

nota: yo mismo considero toda esta paja relleno hasta el Cap 5 asi q si las cosas empiezan a intencificarse en esa parte :D solo para que lo sepan.


2- El bazar llameante
E
n el momento que la multitud se empieza a disipar aprovechamos el momento para fundirnos con ella, a pesar de que Blendo, Bledy y Asra nunca podrían disimularse aquí, rápidamente nos movemos a una cabaña en las afueras del condado para atender al niño. 
El niño no se mueve en lo absoluto, eso me preocupa, la cabaña es de un amigo de Renna, por fortuna nos deja pasar sin preguntar, con solo ver el estado de el pequeño basta para que nos de paso, su casa no es más que una humilde vivienda de madera como cualquier otra, solo que esta entre dos fabricas, una de muebles y otra de vino, por lo que el ruido fastidia mucho, Renna lleva al chico hasta la sala donde hay una mesa en frente bajo una ventana, cuando ella lo deposita en esta siento algo suave en los pies, bajo la mirada y descubro que es una alfombra de oso en el centro del cuarto. Cassio sin decir nada va a vigilar la puerta por si a algún guardia le dan ganas de reprendernos por defender a un traidor, mejor dicho a un rebelde, aunque yo le diría defender a un inocente. Renna ayuda al niño a sentarse correctamente para que ella lo examine. Su amigo, Cecilio se posiciona junto a mi hermana para averiguar el estado del herido.
-¿estáis bien?-pregunta Renna preocupada, el niño luce muy dolorido, fuerza la vista hacia ella y asiente.
-creo que debemos lavarle las cortadas-propone Cecilio.
El hombre debe tener unos 30 años más o menos, es humano, de piel morena, cabello marrón suave corto, ojos verdes como las hojas más oscuras, barbilla gruesa, nariz perfilada, pómulos de tamaño medio, labios robustos y con un color algo oscuro como su piel. Tampoco es muy fornido pero es lo suficiente para trabajar en una fundición de metales, donde se encargan de convertir esas rusticas piedras en hermosas piezas para muebles, armas, partes de instrumentos mecánicos entre otras cosas. Renna lo encara con un rostro casi carente de expresividad.
-buena idea, tenéis ¿bebidas alcohólicas?-dice.
-claro, si queréis yo…
-id y buscad el agua, decidme donde está el alcohol, servirá como desinfectante, no tengo nada para eso aquí.
Cecilio asiente sin replicar, mi hermana junta su mirada con la mía entonces.
-Cassius cuidad al niño-me pide.
-entendido-digo y voy a sentarme junto a él, Cecilio camina hacia otro pasillo y Renna lo sigue.
Me vuelvo al chiquillo y lo estudio bien, su cabello blanco cae sobre su rostro y está un poco largo detrás, sujeto por una liga negra.  
-y… ¿cómo os llamáis?-empiezo siendo cordial, no hace mucho caso al comienzo, parece atormentado profundamente.
-decidme rata-contesta, le echo una ojeada incrédula.
-¿por qué rata? No creo que te llames así.
-así es como me conocen aquí, suelen decir que soy muy escurridizo, como las ratas-le doy un vistazo a sus heridas y son escalofriantes, nunca se borraran, rata mira sus manos maltratadas y su cara pasa a ser de agonía.
-por curiosidad… rata, ¿vuestros padres que hicieron para que esto pasara?-sus ojos se posan en mi.
-es cierto lo que el tipo dijo, son rebeldes, los descubrieron con documentos sobre información de poblaciones, pero por desgracia mis padres son espías, no guerreros, por eso cuando los denunciaron no pudieron hacer nada.     
-espías… ¿para quienes trabajaban?-aprieta los labios.
-creo que para la orden de Sol negro, ni estoy seguro.
Me adentro en mis pensamientos sobre eso, esa es la orden que organiza a los rebeldes, son como una asociación secreta, originalmente eran una orden de elfos oscuros encargados de mantener la paz y la ley, pero creo que aun lo hacen, ya que estamos al borde del desastre, el modo de recuperar la paz, es desasiéndonos de los Celestes.
Renna aparece del pasillo por el que salió trayendo una botella con licor, detrás esta, Cecilio cargando con un balde lleno de agua, rápidamente lo coloca junto a rata y Renna destapa la botella, a continuación la vacía en el líquido hasta la última gota.
-que… ¿haréis?-quiere saber rata algo inquieto.
-lo estamos diluyendo, tenemos que desinfectarte-contesta Cecilio cuando le entrega una esponja suave a mi hermana.
-ardera un poco… ¿cómo os llamáis?-expresa Renna cruzando sus miradas.
-dice que le digan rata-respondo por él, Renna alza una ceja pero no pregunta.
-bien, rata, recostaos boca abajo-pide y yo me bajo de la mesa dejándole espacio.
    Rata pone mala cara y obedece a Renna, ella introduce la esponja en el agua, solo de da un pequeño toquecito que basta para estremecerlo de ardor, mi hermana ignora eso y continua mientras rata soporta el dolor, pongo cara de desagrado, Cecilio va a buscar algo y desaparece en el pasillo.
-¿no necesitáis ayuda?-pregunto.
-no, gracias, yo me encargare, vos id a vigilar con Cassio.  
La cara de dolor de rata es perturbarte, así que me limito a asentir e ir hacia la puerta donde mi hermano se encuentra. Él se enfoca en mirar a todo el que pasa con total cautela y detalle en cada uno.
-¿y bien?-quiere saber en tono neutro sin mirarme.
-nada, el chico dice que le digamos rata y Renna lo está curando ahora mismo-respondo parándome a su lado-sus heridas dan miedo- da un gesto de desaprobación.
-pobre…-dice cuando un grito de dolor lo silencia, es rata, ¿qué le estarán haciendo? Al menos solo un poquito de ardor no lo hará gritar así.
-sí, pobre, solo me pregunto ¿qué será de su padre? Tal vez lo ejecuten de algún modo doloroso y humillante-expreso, el me encara- ¿no creéis?
-seguramente, conociendo a la supuesta justicia de estos pueblos de mierda.
-tristemente- Cecilio aparece junto a nosotros de un momento a otro, instintivamente nos damos la vuelta casi a la defensiva.
-¿pasa algo?-pregunto.
-ya está bien, Renna tuvo que coserle algunas partes que estaban profundas-responde.
Con razón gritaba… Cassio pone cara de dolencia, de pronto diviso cruzando una esquina a un grupo de soldados, ¡mierda! Visten armadura de placas y como armas llevan alabardas que coronan el hacha  con una exagerada y majestuosa punta. ¡Sabia que vendrían!
-¡soldados!-digo alterado.
-no, ¡es la inquisición!-corrige Cecilio aun mas asustado.
-¡debemos escondernos!-dice Cassio, ya noto la diferencia con otros soldados, estos llevan un cráneo en la placa de su torso, símbolo de la inquisición.
-entrad, salid de aquí por la puerta trasera, yo me encargare de ellos-pide Cecilio, le dedicamos una mirada de horror.
-¿pero vos?-replico.
-solo marchaos, estaré bien-asegura insistente.
Aprieto los dientes y miro a Cassio, sin decir más corremos dentro, Renna examina a rata cuando la encontramos justo donde la deje, el niño tiene vendado todo el pecho y la espalda.
-¡inquisidores! ¡Vámonos!-exclama mi hermano y ellos se alteran.
-Cecilio...- casi dice Renna.
-dijo que nos fuéramos-explico, ella pone mala cara y rata suda del nerviosismo.
El salta de la mesa aguantando el dolor.
-vamos-digo, Renna agarra a rata y corremos a la puerta trasera que nos lleva a la calle, una vez fuera y entre la multitud, recuerdo algo.
-¡los lagartos!-chillo, Renna deja a rata, y saca de un compartimiento en su cinturón un pito.
-ojala lo oigan-dice y lo suena con todas sus fuerzas, tanto que nos zumban los oídos, mi hermano y yo nos los cubrimos y rata hace lo mismo.
De pronto escucho cascos arremeter contra el suelo, ¡son ellos! Siento un gran alivio al verlos venir por una de las esquinas, también veo el triunfo en las miradas de mis hermanos y rata. Los tres bichos se forman frente a nosotros, levanto los brazos y Blendo enseguida se inclina para que lo acaricie. Renna está muy preocupada, aunque nuestras bestias estén seguras Cecilio obviamente no lo estará por mucho tiempo si no tiene cuidado. Rata mueve las piernas con inquietud, también agitado, Cassio mira de un lado a otro asegurando que no vengan inquisidores.
-hay que hacer algo, mataran a Cecilio-dice el niño.
-¿cómo lo sabéis?-pregunta mi hermano-¿estáis seguro?
-¡¿cómo creéis?! Conozco a la inquisición, fui víctima, lo culparan aunque sea inocente.
Renna aprieta los labios con la declaración, si Cecilio muere no le sentara muy bien.
-¿qué haremos? Si lo ayudamos quedaremos tildados –expreso.
Rata entrecierra los ojos.
-yo me encargare, los distraeré y así no podrán decir nada en contra de Cecilio, será inocente cuando me vean-dice decidido.
-¡¿Qué?!-coreamos nosotros atónitos.
-¿las heridas os afectaron el cerebro? No os salvamos para que os jodieras-digo.
-no me dicen rata por nada… ¿os llamabas Cassius no?-replica y me señala.
-sí, pero es una locura.
-soy bueno burlando a la ley, yo lo hare, le debo un favor a vosotros y Cecilio.
Cassio aun esta traumado con rata.
-¡no podéis ir a que te maten! Cassius dice la verdad, no te salvamos y quedamos mal ante los inquisidores por nada, pedazo de niño imbécil-exclama como si rata estuviera chiflado.
-si muero es cosa mía-replica el niño mirando con enfado a mi gemelo y él le regresa el mohín- soy un vándalo y si hace falta moriré como tal.
-no os quedéis callados, ¡decid algo! Cassius, Renna-exige Cassio mirándonos respectivamente.
-¿pero que le digo? Cuando le dicen algo de su seguridad es como hablarle a la pared-me defiendo haciendo un gesto de fastidio, entonces miramos a Renna.
-que lo haga-contesta ella para nuestra sorpresa-es verdad, se lo debe a Cecilio, y no puedo estar parada dejando morir a mi amigo sin al menos intentar salvarlo.
Bufo y Cassio pone los ojos en blanco. 
-rata si sobrevivís nos veremos en la taberna el rey Elios-continua ella, rata asiente.
-no os preocupéis, os veré allá en un rato.
Rata, ese suicida corre fundiéndose con la muchedumbre perdiéndose de vista, suelto un suspiro, mis hermanos y los lagartos aun miran en la dirección en que rata desapareció, bien, es valiente, pero muy joven para morir.
-para estar herido, es necio-digo, Cassio hace una mueca y Renna frunce el ceño.
-lo sé-concuerda mi gemelo.
No volvemos a mencionar a rata hasta llegar a la taberna, es como la de Erik, llena de mesas repletas de gente comiendo, bebiendo y riendo, contra la pared del otro lado de la entrada esta la cantina llena de gente sirviendo alcohol, jugo o comida, que huele tentador. En una esquina un grupo musical toca con algunas bailarinas danzando con muy poca vestimenta. A pesar de que trato de no mirarlas mis ojos parecen tener voluntad propia, Renna me da un codazo regresándome el control, volteo mecánicamente al instante, Cassio también tiene problemas por no mirar a las bailarinas, pero eso irrita a Renna por lo que resistimos. Sin decir palabra tomamos asiento en una mesa de madera junto al mostrador, enseguida llega un mesero, no estoy de humor para eso así que miro hacia la ventana mientras mi hermana pide.
-carne a la parrilla y ensalada-dice ella cruzando los brazos sobre la mesa, Cassio se dedica a ver el techo con ocio.
Ojala y rata no esté muerto. O que Cecilio no esté siendo torturado…
-bien, enseguida traeremos el pedido-asegura el mesero y se va.
-¿alguna idea de que haremos ahora? Luego de que saquemos a rata y Cecilio  de este enredo, tendremos que ir a algún lugar-expresa Cassio, frunzo un poco el entrecejo.
-sabes cuál es nuestro objetivo-le recuerda Renna y apoya su cabeza en un puño sobre la mesa. Asentimos.
-Academia lago de hierro-intervengo en tono monótono.
-y vengarnos-complementa Cassio, nuestra hermana asiente una vez.
-primero ayudaremos a rata y luego nos dirigiremos a la academia, es un buen punto de inicio, ya esperamos muchos desesperantes años para tener esta oportunidad, y finalmente llego nuestro momento-hace saber.
Luego de casi una década de vagar por fin tenemos la oportunidad.
-no es que me guste la guerra pero estamos artos de esto, es hora de que los tiempos cambien-digo volviéndome por completo a Renna.
-eso mismo-me apremia Cassio.
La comida llega unos segundos después, tienen un servicio veloz, hace tiempo que no comemos algo así. Nos desbocamos a comer todo lo que podemos, pero Renna se contiene para evitar perder el encanto, en unos diez minutos no queda nada, el mesero nos da la cuenta y pagamos con el dinero que le quitamos al estafador, ahora si fue una buena inversión.
De pronto la puerta cede de una patada obligando a toda la taberna a mirar, ¡es rata! En una pieza, el niño respira en jadeos y se ve cansado, pero sonríe con suficiencia, Renna se levanta y camina hacia el regresándole la sonrisa, rata corre hasta ella y abre los brazos pidiendo un apretón, mi hermana desconcertada lo acepta.
-¿estáis bien?-pregunta Renna preocupada.
-sí, inquisición retrasada, no pudieron atraparme-dice el chico y se separa.
Cassio y yo nos levantamos y caminamos hacia ellos.
-¿y Cecilio?-interviene mi hermano.
-¿sigue vivo?-digo vacilante.
-vi que lo liberaron, seguro está bien-responde el niño.
Renna suspira con alivio, la gente fuera parece más calmada, es un buen momento para salir.
-vamos al bazar llameante, tenemos que entregar el pedido-ordena ella.
Rata jadea y baja la cabeza, no le cayó muy bien lo que Renna dijo, Cassio se acerca al niño y lo cubre con la capa de su traje, rata se sobresalta pero no hace intento por zafarse.
-no es bueno que os vean, podría ser malo para todos-argumenta mi hermano.
Rata me mira con sus adorables ojos carmesí llenos de tensión y algo de dolor. Es muy desagradable ver a un niño tan lindo con esa cara.
-no me pongáis esa cara, ¿qué creéis? ¿Qué os dejaremos solo?-pregunto haciendo una mueca, rata abre los ojos de par en par y se iluminan con regocijo.
-veremos qué hacer con vuestro padre, luego nos iremos-le hace saber Renna acariciándole el cabello al niño. Rata se estremece por eso y mira a la elfa de cómo si estuviera viendo algo muy interesante.
-es muy grande para ti…-le recuerda mi hermano en susurro. Rata bufa y yo me rio silenciosamente.
Renna me encara extrañada y desconcertada, no pudo escuchar a Cassio… por suerte, rata se sentiría muy avergonzado si eso hubiera pasado.
-vamos al bazar-pido, mis hermanos asienten y salimos de la taberna, los lagartos esperan afuera contemplando el panorama vehementemente.
-¡Asra venid!-llama Renna, la bestia se da vuelta y obedece rápidamente, Renna aborda a Asra y se estira ya en su lomo. Entonces la chica hace un gesto de que la sigamos.
-¡Blendo, Bledy! ¡Vámonos!-los llamo, los lagartos vienen y Cassio deja a rata, de un salto sube a Bledy y se pone cómodo.
-¡eh yo no tengo uno!-exclama el niño, Blendo se reúne conmigo y le acaricio la cabeza cuando este la baja.
-venid entonces, dudo que queráis ir a pie-digo, rata hace un mohín y viene hacia mí, Blendo se inclina ofreciendo subir, acepto la oferta e invito a rata con la mano a venir. El niño lo piensa un escaso momento pero sin más duda sube a mi encuentro, se sienta delante y recuesta la espalda contra mi pecho.
-moveos-pide mi hermana y Asra empieza la marcha rápida, Blendo y Bledy automáticamente van tras ellas, rata se pega mas, no parece que haya montado mucho a lo largo de su joven vida.
-¿y vosotros que hacéis por aquí?-pregunta el, mientras nos movilizamos por las calles concurridas.
-cobrar y venimos a entregar algo en el bazar, luego veremos que hacer con vos-responde Cassio contemplando el cielo. El niño se vuelve hacia mí.
-tenéis cara de comerciar con política asesina-opina y no puedo evitar reírme.
Renna y Cassio aguantan la gracia, es muy perceptivo.
-cuando no nos pagan claro que si, la política asesina es muy útil-le confieso sonriendo.
Rata me mira suspicaz, su expresión causa que ría más.
-¿y porque seguís a esa elfa?-pregunta susurrando y señalando a Renna.
-por unas razones.
-¿cuáles?
-primero: quiero seguirla, segundo: siempre nos lleva a cosas geniales y tercero: si no obedezco me golpea.
Rata pone los ojos como platos y le da una hojeada rápida a mi hermana.
-me gustan vuestras razones.
Seguimos la carretera hasta alejarnos de la zona y entrar al área de mercadeo, donde los negocios se apoderan de todo lo que pueden en la plaza, apenas podemos andar, los puestos tienen de todo, comida, armas, objetos decorativos y cosas a las que no les veo función alguna.
-Marcelo debe estar por algún lado-dice Cassio buscándolo.
-ese tipo siempre está aquí, si no lo vez debe estar bebiendo en algún lugar oscuro-recuerdo, rata no deja quieta la cabeza mirando a todo detalle visible.
En un hueco donde no hay puestos vemos una carreta detenida donde todos los trabajadores ponen la mercancía en el suelo y los caballos pasan el ocio comiendo pasto amarillo colocado en sus patas.
Marcelo es un comerciante con el que habitualmente hacemos negocios, es uno de los más confiables, la mayoría si no los vigilas antes de parpadear desaparecen con la mercancía sin pagar una mierda. El olor de todas esas cosas no deja de asediar nuestros sentidos con sensaciones, la mayoría desagradables. Los tipos nos saludan al divisarnos pero Marcelo no está.
-¿dónde está el señor dientes de oro? –pregunta Renna con tono de broma.
-el, esta bebiendo en la tienda cerca de aquí-responde uno de los tipos con naturalidad.
Renna bufa. Sonrió y Cassio incluye.
-Cassius lo dijo-recuerda con tono irónico.
-vamos por ese cabrón monopolista-ordena la chica, acatamos la orden y vamos hacia la dirección dicha.
El bazar llameante es llamado así, porque en su centro hay una caldera gigante con una llama monumental en la cima, encargada de distribuir calor en las casas o negocios que pueden costearlo, algunos no se acercan por desagrado al fuego, puede ser muy caliente, Renna encabeza la marcha y se detiene frente al local de madera, donde las mesas están al aire libre, Marcelo yace en una por un rincón oscuro bebiendo ron.
El humano es un sujeto barrigón, de unos 40 años, blanco, con un bigote negro peinado y rizado, ojos negros tras sus pequeños y delgados lentes, cara un tanto rechoncha, cabello negro y cortado muy corto. Viste un abrigo rojo sobre su camisa grisácea, un pantalón gris, cinturón marrón rojizo alrededor de la cintura, aunque apenas es visible por la barriga, botas marrones y un sombrero de copa corto color rojo como el abrigo, parece ido del mundo, su mirada está perdida y sin constancia en nada, se da un trago cuando clava la mirada en nosotros.   
-vosotros….-dice completamente borracho, sus dientes son de oro por completo, no sé si se los rompió o arranco a propósito para usar esos.
-vinimos a traer vuestro pedido de alfarería, dientes dorados-aviso, rata no puede dejar de mirar al tipo con algo de desagrado, pero está fascinado con sus dientes.
-no me molestéis, estoy en un lugar feliz, dad el pedido a mis trabajadores…-pide y apoya la cabeza en la mesa, mi hermana pone mala cara y Cassio bufa.
-vamos o voy a romperle esa botella en la cabeza-pide Renna rechinando los dientes, sé que sería capaz, entonces comparto una mirada agitada con mi gemelo, la elfa se da vuelta y regresa con nosotros siguiéndola.
-viejo de mierda, ni siquiera por respeto puede recibirnos sobrio-recalca ella.
-dejadlo que sea feliz a su modo-sugiere Cassio indiferente.
-espero que no beba mientras saca las cuentas, serie terrible que nos jodiera así-comento viendo el cabello blanco de rata.
-para el-incluye Renna.
Continuamos hacia el lugar, cuando llegamos Cassio baja y dice:
-Marcelo dice que recibáis la mercancía.
-desmontadla-ordena uno de ellos, tres de los tipos vienen y empiezan a hurgar en el equipaje de Bledy.
 Rata se da vuelta y mira mi espada, no deja de contemplarla por largo rato mientras los trabajadores bajan los jarrones, con cuidado, Cassio se pone delante de su lagarto cuando el último objeto es removido.
-el dinero-pide de brazos cruzados, Renna y yo vigilamos que no ocurra ningún fraude viendo cuando empiezan a contar el dinero junto a la carreta, sacamos nuestra propia cuenta de manera de saber si se equivocan.
-son 300 monedas-afirma el tipo que cuenta, es correcto, Renna asiente y Cassio recibe el dinero, se agarra de la silla de Bledy y monta el dinero en el equipaje con muy buena amarra.       
-aun nos debéis una botella de licor como segundo pago-reclama mi hermana con voz algo severa.
El encargado asiente y ordena con un gesto que saquen algo de la carreta, uno de sus trabajadores saca tres botellas grandes y las coloca en el suelo frente a nosotros, rata por fin deja de mirar la espada y se da vuelta para hojear los licores. Renna frunce un poco un lado de sus labios con aire de estar tomando una decisión.
-la del medio, a los del siguiente pueblo les encanta-escoge, los tipos asienten y Cassio toma el pago.
-fue un buen negocio-agradece y sube a su bestia.
-antes de irnos… ¿habéis visto a Cecilio?-intervengo.
Ellos se miran mutuamente antes de responder.
-los inquisidores lo liberaron, debería estar en su casa-contesta uno de ellos.
-gracias-finaliza Renna y corremos a toda velocidad fuera del bazar.
-¿qué haremos ahora? Supongo que ir a ver como esta Cecilio-dice Cassio sin voltear.
-por supuesto, deberíamos quedarnos esta noche, tal vez mañana todo este calmado y nadie nos moleste-concluyo aferrándome a rata, el niño se pega mas a mi mientras avanzamos a paso apresurado.
-es una buena idea, los inquisidores pueden estar vigilando aun, esperando encontrar a algún rebelde-concuerda nuestra hermana.
-¿dormiréis donde Cecilio?-pregunta rata.
-no, dormiremos donde Cecilio-corrige Renna y rata se sorprende-ahora sois un fugitivo, no podéis quedaros aquí, mañana si no logramos sacar a vuestro padre os llevaremos a otro lugar en el que os podáis quedar.
-¿en serio? ¿Hay algún lugar donde pueda quedarme?-dice incrédulo.
Aprieto los labios. Cassio mira detenidamente a rata.
-claro que lo hay, pero la verdad ningún lugar es totalmente seguro para nosotros, sin embargo, la discreción es la clave de nuestra supervivencia-responde ella.
-hablaremos de esto en la noche, es más seguro discutirlo en casa de Cecilio-digo, rata asiente.
El niño parece ser más duro de lo que es habitual en su edad, pero eso es motivo para alegrarse, en esta situación no hay lugar para los blandos, ser azotado y humillado delante de medio pueblo pudo causarle una marca más que las cicatrices a un nivel sicológico muy, muy profundo. Seguimos corriendo en silencio acercándonos al destino, faltan pocas horas para el anochecer, espero que la inquisición no nos moleste mas por hoy.

3-A donde ir.
V
islumbramos la casa de Cecilio y él está en la puerta, se ve sano y fuerte por fortuna, los inquisidores no tuvieron tiempo de encerrarlo y/o, torturarlo de las maneras horribles que ellos saben hacer. Renna sonríe abiertamente cuando Cecilio cruza la mirada con nosotros y nos dedica una sonrisa satisfecha.
Al menos está a salvo y me mejor estado del que esperaba, aceleramos el paso y nos detenemos en frente.
-¿no os pegaron la piel de nuevo por casualidad verdad?-pregunta Cassio.
-no tuvieron tiempo de sacármela-explica Cecilio con diversión.
Renna salta de Asra cuando la estaciona bien y se limpia la ropa.
-sois un pendejo, sin rata estaríais muerto o siendo torturado-lo regaña ella con el ceño fuertemente fruncido, Cecilio vira los ojos.
Ayudo a rata para que baje y lo sigo de un rápido salto.
-gracias niño os la debo-agradece a rata, este asiente sonriendo.
-no hay de que, sin vosotros yo sería el que hubiera muerto-responde, Cecilio nos da un gesto de que entremos, aceptamos la oferta y cierro la puerta al ser el último en entrar.
Vamos al segundo piso donde la madera rechina con más fuerza, las habitaciones están una junto a otra por lo tanto tenemos una pequeña sala en la que sentarnos, sus muebles son tapizados con piel de oso, alrededor de una mesilla enmaderada con la única iluminación, una lámpara de aceite.
Rata se sienta junto a Renna con cuidado, luego de tanto moverse las heridas deben doler, Cecilio toma asiento en frente.
-¿qué pretendéis hacer ahora?-quiere saber con interés.
-primero buscaremos como sacar al padre de rata y luego iremos a la academia-explica Cassio sentando junto a mí.
-¿seguros que queréis entrar a esa boca de lobo?-pregunta preocupado.
-es el lugar donde se puede entrar a la orden de Sol negro más rápido, si podemos ganarnos a los infiltrados, tendremos oportunidad de entrar-argumenta mi hermana cruzándose de brazos.
Cecilio guarda silencio un momento.
-¿seguros que queréis hacer esto?-repite por fin.
-luego de casi una década de vagar, tenemos la oportunidad de ayudar a librar a Elion de esa gente, no vamos a dejarlo pasar-intervengo reclinándome en el sofá.
El hombre suspira.
-si eso es lo que buscáis, no tengo nada que pueda haceros cambiar de opinión, solo espero que como todos aquellos que luchan en una causa justa, os vean librados de todo mal.
-gracias, no os preocupéis, no os involucraremos-promete Renna-ya os has arriesgado mucho por nosotros.
-nos quedaremos un rato, mañana mismo seguimos el camino a la academia, por lo que no se levantaran sospechas sobre vos-tranquiliza Cassio.
Cecilio asiente con una vivida sonrisa antes de levantarse.
-me pondré a buscar la cena, disfrutad su estancia-pide y desaparece por las escaleras.
Nos hemos quedado en otras ocasiones en esta casa, así que, sabemos que habitaciones nos tocan, en esta ocasión, rata se quedara con Renna y Cassio conmigo, mientras Cecilio busca algo de comer, aguardamos desde la ventana mirando a todos pasar, me doy vuelta y contemplo el lugar, una cama doble,  mesa de noche, un mueble y algunos adornos en las paredes.
Veo a Renna venir de alguna parte, unos tipos le bloquean el paso con sonrisas muy desagradables.
-oh Cassio mirad, Renna hizo nuevos amigos-aviso, mi hermano voltea y ve hacia ellos.
-nuevos seguidores indeseados querréis decir-corrige divertido.
-precisamente.
Los hombres le hablan a Renna y ella tiene cara de que si no se van… van a sufrir, uno se acerca demasiado y mi hermana le da una patada entre las piernas, tan rápido que nadie lo nota si no fuera por el grito del tipo que cae chillando de dolor. Adoptamos un gesto de sufrimiento ajeno.
-se lo merecía-declaro, Renna camina encima del hombre hacia aquí ignorando a los demás tipos que están pasmados.
-¿porque algunos humanos serán tan estúpidos?-se pregunta Cassio entretenido.
-creo que las hormonas en ellos son más necias que en nosotros-propongo y hago un mohín-esa clase de falta de respeto es la que logra que Renna espante a todos los pretendientes.
 -triste pero cierto-comenta Cassio.
Suspiro y veo que la noche llega y las luces se empiezan a encender una a una, el pueblo queda iluminado por cientos de luces naranjas, y el ajetreo nocturno comienza a sentirse.
-¡Cecilio trajo comida!-avisa Renna tras la puerta.
-ya vamos-anuncio sin emoción.
-¿qué pensáis sobre ir a la academia? Por curiosidad-dice Cassio.
-que es nuestra oportunidad, vale la pena arriesgarnos a cambio de eso-expreso mientras salimos y bajamos las escaleras.
La mesa de Cecilio es algo pequeña, pero logramos encajar perfectamente, rata lleva vendajes nuevos y parece muy animado.
-¿qué os dijeron vuestros amigos Renna? Parecían muy necios allá afuera-pregunta mi hermano sonriendo y comiendo un bocado, Renna resopla.
-lo sabéis, algo así como esto: hola preciosa, nos preguntábamos que hace un bombón tan lindo vagar sola, ¿os gustaría acompañarnos? Seguro nos divertiremos en la cantina-explica haciendo una imitación genial de la voz de un hombre, Cecilio suelta una carcajada y rata esta perturbado-¡qué clase de bruto salvaje le dice eso a una dama! ¡Estaba claro lo que querían de mí! y no era divertirme.
-pues sí, decir eso cuando tenéis detrás una pandilla de brutales hombres, no suena como algo que se deba hacer a una dama-concuerdo mientras me doy un bocado.
-es solo un argumento para esconder su verdadera intención, todos la conocemos-agrega rata con desagrado-aunque seamos sinceros, no engañan a nadie. Hasta un niño como yo lo ve.
-claro, pero vos no sois uno normal, parecéis más maduro que la mayoría-interviene Cecilio.
Rata asiente y con una sonrisa angelical sigue comiendo.
-¿aun tenéis vuestra cravată Cassius?-continua el hombre con interés, asiento y me pregunto que le importara eso.
-obviamente, jamás me desharía de ella -respondo.
-sabes apreciar mucho su valor, lástima que no puedas venderla.
-casi todo su valor para mí, es sentimental, aunque su aplicación también cuenta.
Mi mente viaja hasta el día en que la vi por primera vez, era un niño curioso caminando por la calza de un prado y que se topo con una hermosa flor en el suelo, de colores cambiantes, como un arcoíris o una aurora boreal hermosa contenida en un pequeño y hermoso paquete con forma de flor.
-¿qué es esa rosa?-pregunta rata intrigado.
-la mayor obsesión de Cassius desde hace 7 años-aclara Renna sin darle importancia, mas importante es para ella la comida.
 Cassio y yo miramos con contrariedad a Renna, por hablar de ese modo tan insensible de algo con tal importancia para mí.
-es una rosa muy extraña, una de miles-abrevia Cecilio y rata lo hojea con atención-es capaz de dar anergia para magia a su dueño, solo a su dueño, quien la tomo del suelo, algunos dicen que es el más bello símbolo del amor, porque se alimenta de los sentimientos de su señor, mientras él ame a alguien la flor vivirá y dicen que es imposible que puedan matarla por medios normales, es por eso que pocos pueden tenerla.
Rata esta estupefacto, me encara.
-¿y vos amáis a alguien?-quiere saber, endurezco la mandíbula, mis hermanos se ponen irremediablemente tensos.
 -sí, pero no quiero hablar de eso, fue hace mucho…-musito con la mirada vacía al enfocar el candelabro con el que comemos en una tenue oscuridad. El niño curvea los labios hacia abajo. Cecilio suspira y se levanta de la silla.
-Renna, avisadme en la mañana cuando se vayan-pide y sale de la habitación llevando su plato vacío.
Ella asiente.
Tan pronto como terminamos, lavamos los platos en el patio de Cecilio y vamos a nuestros cuartos. Miro por la ventana, pensando en las palabras que un brujo me dijo una vez: las cravată son quisquillosas, porque muchos las codician pero pocos aman. Cassio esta recostado en la cama sin hacer caso a nada mas, abajo ya no hay un alma, a estas horas nadie asoma la cabeza en la calle.
Suspiro disfrutando el aire frio de la noche, algunas veces me gustaría quedarme para siempre así, pero la vida no es tan generosa, entonces una explosión a lo lejos nos aturde y saca del letargo, miro en todas direcciones fuera para ver de dónde vino, Cassio me empuja a un lado de la ventana y descubrimos que una enorme columna de humo sale de lo lejos, un kilometro, tal vez dos.
Vemos cuando Renna, Cecilio y rata salen al frente de la casa.
-¿qué lugar era ese?-pregunto exaltado.
Cecilio jadea con espanto, tanto él como Renna encaran a rata que esta pálido, su piel azulada ahora es menos oscura.
-la cárcel de la inquisición-responde Cecilio viendo la cara de horror en los ojos del niño.
-papa…-musita a penas, Cassio aprieta los labios, eso significa… que ya no tendremos que preocuparnos más por ese pobre tipo.
-dudo que alguien sobreviva a tal explosión-comenta Renna con tono dolido-lo lamento rata.
Escuchamos los gritos y el escándalo causado por la explosión, muchos residentes salen de sus casas a la calle solo para contemplar el humo rojizo que cubre el cielo y repliega la oscuridad nocturna. Que considero mejor que esto.
-vamos adentro, no tenemos nada que hacer aquí-dice Cecilio y pone una mano en el hombro de rata-se fuerte, este no es el fin.
Frunzo el ceño contemplado el fuego ardiente que interrumpe la vista de las nubes.
-¿qué creéis que haya pasado?-pregunto a mi gemelo.
-tal vez una turba enojada, dudo que esta fuera la idea de los inquisidores-contesta sin emotividad.
-agradezcamos… que cuando menos, no tuvieron la oportunidad de humillar mas al padre de rata.
Asiente una vez, todos entran y tratamos de dormir a pesar del ruido que nos molesta, al paso de unas horas, todo se calma nuevamente y los habitantes vuelven a sus casas.
Lentamente cierro los ojos con la esperanza de que mañana sea mejor…

-¡despertad niño con complejo de muñeca!-grita Renna a rata.
Hemos hecho de todo para despertarlo, pero esta sordo, no se mueve ni un centímetro. Cecilio se cubre el rostro con aburrimiento en la puerta, como si esto fuera el pan de cada día.
Cassio con los brazos cruzados tiene los ojos en blanco, mi hermana sacude a rata en la cama, sin embargo no despierta, bufo y con un gesto pido a Renna que se aparte.
-pasaremos el día aquí a este paso-digo y tomo al niño aun hecho un muerto entre brazos.
-hasta que usasteis la cabeza-comenta Cecilio-pensáis mucho para cosas importantes, pero para una cosa tan trivial como esta, ni una neurona se os encendió.
-nunca nos hemos encargado de ninguna otra persona que de nosotros mismos y los lagartos allá bajo-replica Renna con mala cara.
Cecilio no le da importancia y sale, lo seguimos, rata es muy liviano, pesa no más de treinta kilos o un poco más. Salimos del edificio y los lagartos solo están parados mirando el cielo, aun oscuro, decidimos salir temprano para evitar que la inquisición nos vean.
Son las 4 AM, se me ocurre una idea para despertar al niño y no dudo en hacerlo.
-rata, Renna se esta vistiendo allá en frente-susurro a su oído y de inmediato abre los ojos y mira, no me permito reír pero si dedicarle una sonrisa traviesa. Rata se da vuelta con la boca abierta y algo ruborizado-niño pervertido… agarraos-continua y me aferro de la silla de Blendo antes de un impulso saltar a su alto lomo.
El tipo se acomoda en mi regazo, Cassio y Renna suben a sus bestias y todos encaramos a Cecilio.
-¿estaréis bien?-pregunta mi hermana.
-claro, a diferencia de vosotros, por más que odie las leyes trato de seguirlas… hasta que sea necesario-contesta sin preocupación-cuando me necesitéis ya sabéis que estoy disponible.
-gracias, eres muy útil-alago.
-pero haceros un favor y conseguíos una novia, os vais a quedar viejo, miraos, pronto os saldrán canas-se burla Cassio señalando el cabello del hombre.
-lo sé, estoy trabajando en eso, tengo unos treinta, pero unos bien cumplidos-dice arrugando la nariz.
-es lo que dicen todos, aunque vos decís la verdad-expresa Renna.
-a que en pocos años tengo más hijos que vos-desafía rata.
-¿para eso si os despertáis verdad? Ratita azul, apostare que si pierdo me cortare el pelo hasta quedar calvo y desfilare por la calle desnudo y cubierto de melaza y plumas-dice Cecilio cruzando los brazos. Rata suelta una risita.
-yo me hare lo mismo, pero en vez de desnudo, correré vestido como niña, salida de la obra lago de los cisnes-hago un mohín y mis hermanos se ríen en silencio.
La imagen de ellos haciendo esas cosas es bastante traumática, pero pagaría por verlo…
-trato hecho, en siete años veremos quién tiene más hijos-dice Cecilio.
-tendré 19, os humillare-amenaza.
-vamos pronto amanecerá-dice mi hermana y corremos lejos.
El viento da contra nuestros rostros mientras nos alejamos, acobijo a rata con mi capa, él está muy expuesto al frio. Salimos de Elios de dragón, al fin y corremos por el bosque.
-vamos donde la señorita Danira-pide Renna corriendo a la cabeza.
-¿quién es esa?-pregunta rata.
-la baronesa  Abagnale, trabajamos para ella hace tiempo-explica mi gemelo.
-¿qué vamos a hacer en casa de una baronesa?
-esperad y veréis.
Seguimos a paso apresurado por el bosque, para cuando el sol cobra poder nos hemos alejado mucho del pueblo, los senderos están bañados de luz y vacios de viajeros, cabalgamos por la rivera de un rio durante quizás un día, cristalino y hermoso rebosante de vida, a lo lejos en la orilla de un risco divisamos un gran castillo, protegido por gruesos muros altos, muchas torres, alzándose hacia el cielo por encima del bosque, su zona más alta sin lugar a dudas es majestuosa, haciendo ver insignificantes a los arboles que lo rodean. Nos detenemos viendo desde muy abajo entre la vegetación la enorme estructura, rata esta estupefacto.
-¿ese es su castillo?-pregunta sin aliento.
-sí, ella evita ser muy llamativa, es una de los pocos que mantuvieron su fortuna luego de que los humanos se apoderaran de todo-digo admirando la edificación.
-vamos, Danira seguro se pregunta por qué no la visitamos hace tanto-comenta Renna caminando hacia el risco.
Trepamos hasta alcanzar la ladera del risco, subimos y vemos las murallas que protegen la zona que da cara al bosque, hay varios guardias vigilando en las murallas y un par hablando junto a las puertas blindadas.
-no se ven amigables-rompe el silencio rata.
-lo son con nosotros-contradice Cassio y Bledy camina hasta dejar el bosque atrás y salir a la luz del sol, los guardias cuando lo ven saludan entusiasmados dejando que rata quede atónito una vez más- ¡Avanzad!-continua y Bledy corre hacia la entrada con Cassio bien sujeto sobre él, vamos tras el elfo y salimos de la maleza.
-saludos Crioss-nos saluda uno de los soldados debe referirse a todos si nos llama por el apellido.
-igualmente caballeros, venimos a ver a la baronesa Abagnale-explico de forma cortes-estábamos pasando y nos preguntábamos si le gustaría acogernos un rato… ya que somos tan buenos amigos.
-seguramente, podéis pasar, ella disfruta mucho de su compañía-dice el otro soldado encantado.
Rata intenta ver a través del casco metálico de los tipos, apenas son visibles sus ojos, traen alabardas largas y sus trajes metálicos parecen muy flexibles y cómodos.
-gracias, solo tengo un favor que pedirle, no es gran cosa-expresa Renna, ellos asiente y hacen señas al guardia en la muralla nuestra izquierda, este asiente y se va a algún lado.
La puerta metálica se abre de pronto.
-disfrutad vuestra estadía-pide el primer soldado. Asentimos y entramos a la fortaleza.
Dentro se ve un enorme patio lleno de casas, concurridas y animadas, con los muros como protección, corredores de una torre a otra, arcos en estos para no estorbar a la población, es como un pueblo, uno muy seguro.
-¿esta gente son elfos?-pregunta rata.
-en su mayoría son elfos de la luz, vinieron de Airos, el reino vecino, pero también se ven humanos y de vez en cuando alguno que otro elfo oscuro-señala Cassio mientras andamos hasta que cruzamos el pueblo y llegamos a la entrada que nos lleva al corazón del castillo.
-bienvenidos seáis señores Crioss-nos saluda el guardia de la entrada-me pidieron que os escolte al vestíbulo para encontrarse con la señorita Abagnale.
-gracias, es muy agradable de su parte-dice Renna, un par de soldados llegan, una mujer y un hombre.
-llevaremos a vuestros lagartos al establo, cuidaremos de ellos-dice el hombre.
-los caballos de la baronesa viven como reyes-agrega la mujer, nos miramos.
-bien, los buscaremos cuando salgamos-responde mi hermana, entonces bajamos de las bestias, rata hace una mueca de dolor cuando toca el suelo, su espalda aun le duele.
-venid conmigo-pide el guía, ingresamos a los pasillos del castillo y los hermosos pisos de mármol son tan lustrosos que casi puedo verme en ellos, llegamos al vestíbulo, donde vemos muchos muebles coloridos, lámparas lujosas en el techo y múltiples columnas que lo sostienen esculpidas con muchos mosaicos embellecedores- mi señora prefiere veros en su balcón privado, es un lugar más apropiado para vosotros-incluye y nos dirige por las escaleras angostas llenas de candelabros hasta el siguiente piso, de ahí hasta una habitación llena de cuadros en las paredes, una mesa de madera delicada, sillas a su alrededor y un balcón con una vista espectacular de las lejanías visibles desde este acantilado, habiendo a lo lejos montañas y bosque.
-esperad aquí a la señorita, pero vos venís conmigo-continua señalando a rata quien se pone rígido.
-¿para qué lo necesitáis?-pregunto incrédulo.
-no puede recibir a una baronesa pareciendo un mendigo arrastrado-argumenta el soldado-lo vestiré de forma apropiada.
-tiene razón, que lo haga-dice Renna contemplando el lugar sin hacer gran caso al tipo.
Comparto una mirada con Cassio quien se encoje de hombros.
-acompañadme, señor….-pide el soldado pero se corta.
-rata-aclara el chico, nuestro recibidor alza una ceja, pero no se molesta en preguntar porque llamarlo así.
-bien, venid-ambos salen y el silencio desciende sobre este lugar.
Cassio toma asiento en la mesa redonda donde procede a relajarse, por mi parte salgo al balcón y la vista es asombrosa, veo kilómetros de distancia, hasta un pueblo al pie de la cadena montañosa.
-no os recomiendo que miréis hacia abajo-dice Renna.
Involuntariamente lo hago y bueno, el escalofrió corre por mi espalda, estamos a kilómetros del suelo, como la borde del abismo.
-os lo dije-recalca ella.
La puerta de la habitación se abre y rata entra irreconocible, vestido con una bella chaqueta azul marino con adornos dorados, sobre una camisa blanca con un lazo al cuello y pantalones del mismo color que el chaleco, acompañados de zapatos negros. Renna no deja de mirarlo en un minuto, nadie pronuncia palabra.
-decidme que no me veo estúpido-pide entrando.
-para nada, parecéis un aristócrata, podrían confundiros con el hijo de un conde o un barón-le avisa mi gemelo con entusiasmo.
-ojala tengan más de esos trajes, me gustaría usar uno-digo.
-es muy cómodo-agrega el niño con una sonrisa alegre.
Renna se ríe y camina hacia él, se inclina y dedica a arreglar bien su vestimenta, eso parece algo que le gustaría haber podido hacer con Cassio o conmigo cuando éramos niños.
-seguro si os vestís bien, algún noble quiera adoptaros, os veis genial-expresa ella arrancando una sonrisa más amplia a rata. Se pone de pie y le peina con las manos el cabello, suelta su coleta y los rulos blancos del chico caen sobre su rostro.
-creo que siempre quiso un hermanito-comento a Cassio caminando hasta su lado.
-siempre lo sospeche-concuerda.
Renna peina a rata y lo deja muy pulido.
-por cierto, ¿cómo os llamáis de verdad?-pregunta intrigada. Él lo medita antes de contestar.
-me llamo Rey.
Arrugo él entre cejo.
-vaya, que lindo nombre-comento. Rata o Rey o lo que sea, sonríe con complacencia.
-mi madre siempre dijo que tenía el porte de un noble.
-tenía razón-coincide Renna.
-¡ha pasado un buen rato mis amigos!-saluda Danira que aparece sorpresiva en la puerta.
-¡baronesa! Os extrañe-dice Renna y va a darse un abrazo con la tipa.
-claro, todos me aman, ¿verdad?-nos pregunta, rata esta embobado con ella.
-sin duda, el que no lo haga es un amargado-digo.
-todos los que he visto lo son-concuerda Cassio.
Danira viste un bello vestido rojo con listones dorados en la falda, sus ojos azul oscuro, rostro angelical, piel de porcelana, ojos rasgados, nariz perfilada, ligeramente larga, cabellos dorados recogidos por una tiara y delgado cuerpo la vuelven en una belleza, sus orejas son como las de Renna, delgadas, relativamente pequeñas y trae una barbaridad de joyas.
-¿que os trae por aquí? ¿Y quién es ese niño tan adorable?-pregunta zafándose de Renna.
-él es… Rey, pero le dicen rata-digo y rata está mirando fijamente a Danira.
-¿Rey qué?
-Rey Steklov -responde vacilante.
Ella asiente.
-sabéis que pueden quedarse todo lo que quieran, mi castillo es vuestra casa.
-no será mucho tiempo, solo quería pedir algo-dice mi hermana.
-no os molestéis, almorcemos primero y luego podréis decirme lo que necesitáis de mi-pide.
-bueno, no tenemos problemas ¿verdad?-opina Cassio mirándome y luego a Renna. Asiento.
-yo no tengo problema, no puedo rechazar semejante invitación de la patrocinadora-acepta.
-perfecto, pediré que sirvan la comida, os veré en la mesa-termina Danira y sale muy alegre.
-¿siempre es así?-musita rata.
-claro, hay días en los que, no sé cómo puede ser tan feliz-comento.
Antes de darnos cuenta, estamos en una mesa ridículamente grande, donde ocupamos una mínima parte, solo puedo lamer mis labios cuando miro la comida servida… tan deliciosa.
Pato asado, ensalada, pescado, fruta, postres… huele como un banquete en el cielo, asi debe sentirse ser un dios.
-no os pongan con idioteces, comed hasta que no os quepa un bocado mas, no me importa si vomitan, eso también es bienvenido y tiene remedio-dice Danira en tono alentador.
-una dama no vomita en el banquete de un ajeno-replica Renna.
-vos sois una dama de vez en cuando, de resto sabéis bien que sois una sanguinaria cobradora-contradice la baronesa tajante- por ahora come.
-es verdad, nadie os dirá nada porque los haríais mierda-señalo.
-muy cierto, la gente cuando ve que les frunces el ceño se apartan rápido-interviene Cassio sirviéndose una cantidad exorbitante de comida.
Renna se encoje de hombros y empieza a hacer lo mismo, rata desde que llego apenas nos ha prestado más atención que a una mosca, solo se enfoca en comer como si no hubiera mañana.
-¿qué es lo que me ibais a pedir?-pregunta Danira.
-solo algo insignificante-empieza Renna tras tragar un bocado de pato, me pregunto para qué tanto viaje hasta acá-¿podríais acoger a rata?
Tanto, rata como yo nos atragantamos y tosemos para evitar ahogarnos, Cassio queda en shock.
-¿qué?-digo alterado.
-que si puede acoger a rata-repite ella, rata esta en shock, Danira esta pensándolo-sabéis que estamos muy ocupados para atender a rata, no podemos quedárnoslo, pero tampoco dejarlo en la calle.
-eso es muy moralista Renna-señala Danira-generoso de vuestra parte.
-rata como todos se merece un lugar donde vivir, donde reciba todo lo que necesita, tenía entendido que siempre quisisteis un hermanito, bueno traje un candidato.
Rata esta con la boca abierta, uno la mirada con Cassio que parece igual de sorprendido. Es verdad, merece un buen sitio, que nosotros no podemos darle en la situación que enfrentamos.
-yo no me opongo-dice mi gemelo, frunzo los labios.
-ni yo-agrego.
-¡pero yo sí!-interviene rata levantándose.
Lo encaramos a la vez.
-dijisteis que no me ibais a dejar-reclama.
-no os vamos a dejar, solo necesitamos que os cuiden, luego si queréis podéis venir con nosotros-propone Renna y suspira-si os quedáis, creedme, la pasareis muy bien, mejor que con nosotros, aquí os trataran como al oro.
-yo no tengo problema en quedármelo, es cierto, siempre quise un hermanito, pues este es tal y como lo quería-combina Danira sonriendo-claro que os trataremos como oro, y puedo llegar a quereros como a un hermano de verdad.
Rata se encierra en sus pensamientos antes de hablar.
-¿tendré habitación?-pregunta, Danira asiente-¿comida?-asiente otra vez-ropa como esta-asiente de nuevo-¿un caballo?-asiente-¿clases de esgrima?-Danira suspira y asiente otra vez-¿un gatito?
-si rata, lo que pedís lo daré-dice Danira con los ojos en blanco-si queréis os daré una colonia de gatos, un entrenador de esgrima, un caballito, un unicornio, atragantarte hasta que no puedas mas y todo eso.
El rostro de rata se ilumina dramáticamente.
-¡entonces sí! Pero no me vayáis a dejar aquí, cuando podáis venid a verme-pide viéndonos.
-entendido, cuando tengamos la oportunidad vendremos-anuncia Renna-aunque no estoy segura de cuando podamos hacerlo.
Terminamos de comer y veo junto con mi hermano desde una ventana a rata dando vueltas en un campo de entrenamiento con el caballo que le dio Danira, es blanco con manchas negras, rata corre a lo loco por todas partes, nuestra hermana y la baronesa se ríen mientras parlotean y ven al niño dar vueltas.
 -su vida acaba de dar un giro radical-dice Cassio.
-luego de ser una escoria social casi muerta, terminar siendo el protegido de una baronesa, que genial.

Vaya, tiene muchas cosas… estamos en su almacén de armas y miramos con intimidación la cantidad de armas que tienen en exhibición en la pared, hachas, espadas, garrotes, lanzas, alabardas, entre otras, armaduras adornando todo el recinto, la mayor panoplia que he visto jamás además de las cabezas de trofeos de caza, chalecos aislantes e impermeables que le dan un gran toque a la colección. Pasamos un rato de ocio luego de vender toda la mercancía que traíamos de Elios de dragón, casi la arrancan de nuestras manos.
-aun nos falta un largo camino, hay que salir antes de la noche-dice Cassio.
Asiento y volvemos al campo donde rata corre con su corcel todavía, nuestra hermana y la baronesa vienen antes de rata.
-debemos irnos, la siguiente posada está lejos y la academia empezara a buscar aspirantes muy pronto-digo. Rata sonríe y baja del caballo.
-gracias por todo, esto es lo mejor que me ha pasado en la vida-expresa sonriente.
-de nada, fue divertido conoceros-responde Renna, acaricio el cabello blanco del chico, que me parece tentador, es tan…suave y sedoso que parece divertido revolverlo.
-vendremos cuando tengamos tiempo, luego de ir a la academia y enlistarnos-anuncia Cassio-si todo sale bien.
-cuidare a rata, volved pronto-pide Danira, asentimos.
De inmediato buscamos nuestros lagartos y salimos corriendo mientras el crepúsculo gana fuerza, llevándose el día en un instante.

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